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En Penumbras... de Magda Robles

En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
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La poesía como destino, reseña de Carlos Benítez Villodres del poemario "En penumbras se hizo verbo"

  Solo puedo decir... gracias. Por su tiempo, y sus palabras, que fueron publicadas en Papel Literario.




La poesía como destino, reseña de Carlos Benítez Villodres del poemario "En penumbras se hizo verbo"

Magda Robles León, poeta granadina, se estableció definitivamente en el mundo de la Poesía con la publicación de su poemario “En penumbras se hizo verbo”. Libro este con el que la poeta le proporciona un prestigio sumamente indeleble y luminoso y carismático al género, a su propio bagaje cultural y al del lector con capacidad de proporcionarle sentido, desde su personal interpretación, al trabajo poético leído y asimilado.

 Asimismo, desde su emblemática libertad creativa, Magda utiliza las palabras precisas, y todo cuanto la creación poética conlleva, para adentrarse en el lector con la coherente integridad que la caracteriza. “La poesía, dice Rimbaud, quiere cambiar la vida. (…). (El poeta), mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia…”. Al leer los poemas que componen “En penumbras se hizo verbo”, apreciamos significativamente el estilo o poética de Magda, ya que la poeta crea sus versos conjugando rigor poético y autenticidad emocional desde la realidad cotidiana del pensar, del sentir y del vivir, escribiendo poemas de ella o desde ella con una originalidad sublime y sin límites. Por consiguiente, los poemas de Magda nos abren el camino, con sus versos silenciosos y transparentes, por donde deben caminar la reflexión y el pensamiento del lector, al sumergirse éste bajo el estimulante oleaje de esta mar de poemas creada por la poeta.

 Es evidente que el arte, plenamente auténtico y comunicativo, está presente en cada creación poética de “En penumbras se hizo verbo”. Arte como referente liberador de quien lo crea, de quien lo lee, porque “el arte, manifiesta Octavio Paz, no es un espejo en el que nos contemplamos, sino un destino en el que nos realizamos”, y los poemas de Magda nos ayudan en esta tarea tan sumamente necesaria y vital para la persona de hoy y de mañana.

La poética de Magda nos muestra, pues, el carácter singular y bello de su quehacer lírico, tan completo como complejo, que la poeta lleva a cabo en el núcleo de su intimidad, utilizando la savia del arte siempre brillante y deleitoso. Por ello, los poemas de “En penumbras se hizo verbo” componen, desde la sustancialidad totalmente seductora, un compromiso artístico, que tiene su raíz en las propias esencias internas de la autora.

         Los poemas de esta exquisita obra fueron creados con un léxico sutil y elegante, dinámico y atrayente… Un lenguaje “que organiza el mundo, refiere Jorge Luis Borges, le impone un orden, le inventa una organización”, partiendo siempre de la base de la “enigmática abundancia y diversidad del orbe”, según el autor de “Adrogué” (1977). Gracias al exuberante vocabulario empleado por Magda, el lector asimila perfectamente las ideas, las imágenes, los signos… que emergen del contexto de la obra, lo cual le crea la capacidad de transitar, sin impedimentos ni oscuridades, por el fascinante interior de la poeta, atraído por el resplandor de luz que de ella mana constantemente.

“En penumbras se hizo verbo” es, pues, un poemario mirífico e impresionante, que nos proporciona con la efectividad de su exposición, tan fecunda como modélica, el aliento necesario para seguir amando la poesía, la más pura actividad creativa, y creyendo en ella, hoy todavía más, desde aquella más o menos lejana aproximación al centro de su territorio, donde se engendra y germina, crece y se cultiva… su credo con luz propia e intransferible, el cual confiere, en este caso, a la poeta y a su labor creadora la condición de unicidad irrepetible.

De la poesía de Magda Robles mana el agua clara de lo incondicionado, de lo auténticamente significativo, de lo pródigo en sensaciones y conectividades que, en definitiva, crean en el lector efectos mágicos, envolventes. Del mismo modo, la excelencia y la singularidad de los poemas incluidos “En penumbras se hizo verbo” se perciben, con total intensidad, al aflorar de ellos ideas y reflexiones, deseos e imágenes, que se identifican plenamente con el yo más íntimo de la poeta. “La poesía, refiere Vicente Huidobro, es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, sino en no alejarse del alba”. Ciertamente, en Magda Robles, la palabra es alba que nos conduce, mientras nos ilumina, hacia el horizonte de la meditación. Ello nos permitirá explorar el espacio interior de la poeta y de esos poemas que se integran en nuestros adentros, pudiéndolos interpretar según el plan de su construcción o de otras formas muy diversas, previa transfiguración de los mismos en la esencia de nuestro yo.
 

“En penumbras se hizo verbo” comienza con un versado y excelente exordio de Francisco Acuyo, profesor, escritor, poeta y editor. En él, podemos leer: “La sincera espontaneidad presentada por Magda Robles León en este poemario se corresponde ampliamente con esa necesidad vital por la que suspira el devenir de nuestro tiempo. (…) Lean sosegadamente a Magda Robles en este deleitoso y delicioso primer poemario de singular penumbra, para ver la luminaria cegadora de su fanal intenso, pues mora en el recinto de la luz más pura y verdadera: el de la belleza”.

A dicho prólogo le siguen los cuarenta y tres poemas que componen esta obra tan brillante y sígnica como significativa, tan ingeniosa como atrayente, que nos introduce serenamente en el mundo interno de su autora, que rezuma grandeza y exquisitez infinitas, lo cual le sirve de base a su innata capacidad de la armonía y el  ritmo.

Magda Robles ya obtiene la admiración de sus lectores con estos poemas que expresan su sentir íntimo y su fresca espontaneidad, tomando como referencia su propia vida emotiva, su amor por la vida en general, por el ser humano -firme acompañante en su andadura por el tiempo-, por la naturaleza… Magda, en definitiva, se expresa con alegría y libertad en un lenguaje culto y sincero que legitima su obra ante cualquier persona amante de la poesía, ante cualquier época futura.

Asimismo, estos poemas de Magda son evocadores, intensos, hermosos…, de un virtuosismo poético y un carácter reflexivo-revelador admirables, que transmiten las  aspiraciones, esperanzas y decepciones de la poeta, al modelar ésta las palabras con los recursos literarios empleados y con la musicalidad de su realidad y sus deseos. En definitiva, los poemas de “En penumbras se hizo verbo” insertan en nuestro yo, desde los caminos de lo formal con tendencia a la concreción, las gemas más íntimas de la autora y de su arte poético global. Ello nos proporciona una luminosidad, una energía, un sentido… para seguir caminando por la vida en diálogo constante con nuestra conciencia, con los demás seres humanos y con la naturaleza. 

"La luz oculta en la penumbra", por Francisco Acuyo



Quiero compartir hoy un fragmento del prólogo que Francisco Acuyo escribió para mi poemario "En penumbras se hizo verbo" bajo el título La luz oculta en la penumbra. Gracias por tus palabras, siempre...



"[…] Cuando Magda Robles en su poema titulado Escríbeme en el viento, al final del poema, nos decía:

Hazme inmortal
en el silencio de las piedras,
o en el rumor esquivo del agua,
y el sabor a incertidumbre de tu boca.
Y dame nombre...

Está pidiendo la atención debida a un hecho tan incontestable como que la tierra gira, que la poesía es ciencia (y no sólo arte y filosofía) en tanto que muestra el hecho vital ineluctable en el que se sustenta cualquier sentido consciente o inconsciente de vida: la creación. La inmortalidad es posible sólo en el reconocimiento de nuestras capacidades de sorpresa, de indagación, de asombro para, al fin, impulsar y consumar el lance del hecho creativo.

En poesía, la ficción de su relato, o mejor, de su discurso, es ya del todo cuestionable, pues, para ser, es condición indispensable el reconocimiento de su necesidad: no es mero amusement, divertimento placentero (o doloroso) adherido a la imaginación, y es que se nos revela, aun desde los márgenes oscuros de lo misterioso e insondable, como una exigencia vital imponderable que, en realidad abarca cualquier iniciativa nueva, verdadera y bella de humanidad.


Así, e insisto en lo anteriormente expuesto: tras la observación de este conjunto poemático nos parece distinguir un aparato expresivo, emotivo e intencional que se aleja de cualquier neorromanticismo en tanto que no halla preocupación en discernir diferencias en su discurso con la realidad o lo imaginario (sobrenatural, apuntábamos en muchos casos), pues el poema es sujeto y objeto, ciencia y conciencia que no enfrenta (admiradora de Keats, pero lejos de sus concepciones intencionales o teóricas) hechos con poesía, porque la poesía no trata las cosas como aparecen (Wordsworth), pero tampoco como son, pues ella misma es, en inevitable integración con el mundo. Sin saberlo o reconocerlo Keats era hijo necesario de su tiempo y, paradójicamente asumió las claves positivistas (de sus virtuales enemigos, matemáticos, físicos...) al enfrentar ciencia y poesía, siendo ambas vástagos de la misma (divina) inspiración, pues, no en vano basan ambas su verdad en la fundamentación necesariamente bella de su discurso, formulación y hallazgo. Pero vean que, para mayor novedad, en estos poemas pueden discurrir sin el menor empacho de contradicción, el mito, la fábula, como espejo sobrenatural que trasciende la apariencia de las cosas: marcha con grácil desparpajo hacia la realidad de aquellas, pues son los sueños, los mitos, las fábulas, sucesores y herederos oscuros de la realidad más viva, pues ofrecen con sus símbolos las claves para el mejor conocimiento de uno mismo. En este sentido ¿qué es sino ciencia la poesía? La ciencia más profunda y elevada que habla del hecho ¿indescriptible? Desde cualquier otra disciplina: la conciencia (humana) en la sublime aspiración por crear para mejor entendimiento de sí mismo y del mundo en el que habita. Blake (también Shelley), el visionario, intuía(n) acaso estas apreciaciones que ahora comienzan a tener explicación teórica y literaria (que no poética), y que supondrían la base para el constructo explicativo de una realidad intemporal que acaso fue mal entendida: un orden invisible (que) está tras los casos visibles. Si el Verbo se hizo carne para dar materialidad a la intención divina, de la inconsistente sombra, del fantasmal espectro, del lóbrego y misterioso reflejo que anima el espejo de la conciencia, ha de tomar aliento el verbo que dará razón y sentido últimos al alma escrutadora y, sobre todo, creadora del poeta. Lean sosegadamente a Magda Robles en este deleitoso y delicioso primer poemario de singular penumbra, para ver la luminaria cegadora de su fanal intenso, pues mora en el recinto de la luz más pura y verdadera: el de la belleza."


Fragmento del prólogo titulado: La luz oculta en la penumbra
Francisco Acuyo (entrada íntegra en el blog Ancile, siguiendo el anterior enlace)

Confidencias de satén

La primera piel: tacto eléctrico,
hierba de hierro,
aureola de carmín,
estallido de pasión gótica.

Sinuosa seda.
Mar sin olas.
Hilos de dulce sudor.

Se diluyen los instantes.
Las noches son bocas,
atrapan la traición de los besos.

Hablo en entresueños.
Nadie responde,
nadie comparte mi desvelo.
Amanezco encadenado al deseo.

Quisiera responder,
preguntar.
No debo.

Solo son fulminantes reflejos
bajo las sábanas.

Solo
sombras de sueños.

Marcos Jiménez León
El Coleccionista de momentos




 

Se acerca el invierno

Se enhebraron tus ojos en los míos.
Espuma de mar
rebosó de pensamientos sin eco.

Cuando nuestros labios se fundieron,
las espinas de la noche
naufragaron en el oscuro silencio.

Resplandeció tu cuerpo a la deriva,
dando celos al universo,
al infinito azul de tu mirada. 

Marcos Jiménez León

Oniria...

Porque hay días en que sin esperarlo, te encuentras sorpresas así en el correo. Tenía que compartirlo. Que la amistad y la intertextualidad inspiradora se mantengan por mucho tiempo.


Sobrevuelas, gesto nubil
elegante, onirica forma
y en cascada de azabache
te elevas al cielo del deseo.

Sutil trenza que encorpiña
cintura de miel de reina
veneno para el ojo
ungüento para la mano.

Salto al vacio del pelo
que vela sugerida espalda
planeando mundos prohibidos
mundos soñados no vividos.

Asuncion al cielo de diosa
Envuelta en halo de misterio
Tus piernas alas de deseo
Tus brazos, cadenas de otro reo. 

Pedro Iñigo Espinosa

Te llamarás poesía..


 Y otra palabra le dio nombre... Con tu permiso, Acróbata...


Te llamarás poesía
y todos los ojos al contemplarte
quedarán hechizados por siempre
y tú con labios de viento,
con versos oscuros
y silencios de luz
les darás horizontes
donde todo lo vean,
donde nada quede fuera de sus pupilas
siempre fijas en ti.

Te llamarás poesía
y serán legión tus acólitos...

Tomás Soler Borja

El camino no elegido, Robert Frost

Robert Frost, poeta de apellido gélido que abrasa en ocasiones cuando se lee... Este estadounidense, posiblemente el padre de la poesía moderna, vuelve cada cierto tiempo a acompañarme en mi camino... 
Hoy una vez más tomo su mano...

 

Dos caminos divergían en un bosque,
y afligido por no poder tomar ambos
siendo un solo viajero, estuve largo tiempo de pie
mirando uno de ellos tan lejos como la vista alcanza,
hasta donde se perdía en la espesura.

Entonces tomé el otro, de manera imparcial,
y habiendo sido quizá la elección acertada,
ya que era tupido y facil de transitar;
aunque en cuanto a lo que vi allí
hubiera elegido cualquiera de los dos. 

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
en ninguno de los dos hubiera pisado hojas negras.
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
aun sabiendo la inexorable manera en que las cosas siguen su curso,
dudé si debí haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
que abarca de aquí a la eternidad,
dos caminos divergieron en un bosque,
yo tomé el menos transitado,
y eso ha marcado toda la diferencia.







The road not taken
 
TWO roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.








































A mi brujilla...

La pequeña felina que siempre me acompaña. Mi brujilla, Nara.

"Ven, hermoso gato, sobre mi pecho amoroso: retén las garras de tus patas y déjame sumergir en tus hermosos ojos,  mezcla de metal y ágata.

    Cuando mis dedos acarician a su antojo, tu cabeza y tu lomo elástico, y mi mano se embriaga con el placer de palpar tu cuerpo eléctrico, una mujer regresa hacia mi espíritu; su mirada, como la tuya, amable bestia, profunda y fría, como un dardo hiende y corta, y, de los pies a la cabeza, un aire sutil, un peligroso perfume, flota alrededor de su moreno cuerpo."

Charles Baudelaire, El gato.





"No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño."

Jorge Luis Borges, A un gato






Entrevista para "Ultratumba", con Javier Herce


Ya escribí en este blog la reseña de la última novela, "Matar a un vampiro", de este polifacético autor que es Javier Herce. Escritor, editor, fotógrafo, pero sobre todo una persona sumamente especial  que afortunadamente se ha cruzado en mi camino. De forma casual le envié unos poemas, y desde entonces he colaborado de foma más o menos habitual con la revista que dirige, "Ultratumba". Y hace pocos días, tuvo la idea de entrevistarme para la misma, sesión de fotos incluida... Con su permiso, y mi gran agradecimiento, comparto el resultado. Eso si, ¡no dejeis de leer la revista!

JAVIER HERCE: ¿Qué es para ti la poesía?

MAGDA ROBLES: La poesía es un universo propio, una forma de ver el mundo y aferrarse a la vida, de encontrar otro significado en la palabra, de leer no tan solo con los ojos, sino a través del sentimiento... Quizá no apta para todo el mundo (como gustos hay colores), aunque sí estoy convencida de que todo el mundo puede encontrar un poema que le "hable" en un momento determinado.


JH: ¿Cuándo decidiste empezar a escribir poemas?

MR: Escribir ha sido un proceso lleno de enormes pausas en mi vida. Desde pequeña ya hacía mis "pinitos" escribiendo poemas a duendecillos imaginarios y mascotas, que enseñaba a mi profe en el colegio toda orgullosa (te hablo de mis siete, ocho años...). De adolescente me creí romántica en su sentido más puro, se acrecentó esa inquietud, leí más y recibí bastantes influencias de obras y autores que me han marcado, volviendo a reflejar esa experiencia en letras. Dejé todo reposar, me dediqué a vivir, y de repente volvió esa necesidad de darle forma a ideas y sensaciones. No sé cuánto durará esta vez...

JH: ¿Existe la poesía oscura?

MR: En mi mundo particular sí. La poesía oscura es una forma de expresión ligada al sentimiento más profundo, y por lo tanto irracional, a pasiones desgarradas y sentimientos que te arrastran del cielo al infierno en un instante. El amor y la muerte han ido siempre de la mano, aunque tan solo sea de forma metafórica, lo que se presta al uso de imágenes de corte gótico, escenarios sombríos, voces transgresoras e incluso sobrenaturales.
Los "poetas malditos" supieron explorar muy bien ese universo de luces y sombras en que me siento tan a gusto.

JH: ¿Con la poesía eres tú misma, o dejas salir una Magda que no puede en circunstancias normales?

MR: Hay una cita que me encanta: "Todo hombre es como la Luna: con una cara oscura que a nadie enseña." Precisamente porque en el día a día muchas veces nos vestimos de rutina o uniformidad, es en actos de expresión individuales como la poesía, donde se escapa un poco más ese "yo" que a veces se oculta.
Pero al escribir, ese alter ego toma las riendas, la voz, y expresa lo que hay, sin más. Además, mis versos me permiten disfrazarme de alma errante, súcubo o vampira (así no puedo ir a trabajar...). ¿Te imaginas lo que eso significa?

JH: Eres una lectora empedernida. ¿Cuántos libros lees al año?

MR: Difícil pregunta. Normalmente no leo un solo libro, sino varios a la vez, y es cierto que tengo periodos de sequía... Creo que de media en circunstancias normales, uno por semana. Y como soy de letras, no te voy a dar la cifra total, por si me fallan las matemáticas...

JH: ¿Quiénes son tus autores preferidos?

MR: La respuesta puede variar según el momento en que me encuentre. Tengo muchísimos, sobre todo relacionados con la novela gótica. Sintetizando mucho me quedo con Edgar A. Poe, Stoker y Anne Rice. En poesía soy incondicional de Becquer, Amado Nervo, Salinas y José Ángel Buesa. Pero últimamente los que más estoy disfrutando son esos autores no demasiado conocidos, pero con mucho talento, con los que me voy relacionando. Quizá conozcas alguno...

JH: ¿Qué está significando para ti convertirte en colaboradora de Ultratumba?

MR: Está siendo una experiencia fantástica, no solo por ver mis escritos "en papel" y poder compartirlos, sino por la gran calidad que cada vez más está adquiriendo la revista. Publicaciones, reportajes fotográficos, entrevistas, relatos... muestran el gran equipo de colaboradores que hay tras sus páginas, el cuidado y el entusiasmo que se pone para sacarla adelante. Es uno de mis mejores logros de este año pasado.

JH: Un libro que salvarías y un libro que quemarías.

MR: ¿Salvar uno solo? ¿Pretendes matarme de un disgusto? Quemar... varios para evitar la tentación de volver a leerlos, aunque al final no podría hacerlo (Risas). Sin embargo, jugaría a ser pirómana con uno que hace poco vi en el Rastro y volvió a darme repelús: "Mein Kampf", de un innombrable. Este lo quemaría con premeditación y alevosía.

Podéis visitar su blog en:
ligeiaenpenumbras.blo gspot.com
Javier Herce.

ALCANZO EN TU PENUMBRA


Alcanzo en tu penumbra de silueta perdida
la dicha de tenerte sumisa a mi ilusión.
No te inquietes por ello, bailarina de dioses
que danzas endiosada los juegos del amor.

Cesa en tu baile azul, oh linda mariposa,
gaviota de mi mar, verde y pálido junco,
espuma lujuriosa de besos desbocados.
Cesa en tu danza alada, sortija de Saturno.

Camina con tu pelo suelto que se derrama
por tus hombros de plata. Cruza la niebla gris
y pósate en mis brazos como pluma sin ave,
ingrávida, sin cuerpo, deslizándote en mí.

Y ahora, besa el llanto de mis versos sutiles,
de mi vida que canta la angustia del presente.
Escancia sobre el cáliz tu risa desmayada
que yo beberé lento tu vasija de muerte.

José García Pérez, "Silabario de amor"

Maestro... Tenía que recoger tu penumbra en mi penumbra.



INFORME PARA R.S.B.

Porque su voz rasgada siempre, siempre está ahí... dando vida, poniendo alma, encadenando música a la palabra.

La paz no llegó a mi vida.
Mi vida se escapó
en busca de la paz.
A menudo me vuelvo a encontrar con mi vida
intentando recuperar el aliento
pagar una cuenta
o soportar las noticias.
Tropezando como de costumbre
en los cables
de la belleza de alguien...

Mi pequeña vida:
tan leal
tan dedicada a sus oscuros propósitos.
Y, me apresuro a informar,
funcionando muy bien sin mí.


REPORT TO R.S.B.

Peace did not come into my life.
My life escaped
and peace was there.
Often I bump into my life,
trying to catch its breath,
pay a bill,
or tolerate the news,
tripping as usual
over the cables
of someone's beauty --

My little life:
so loyal,
so devoted to its obscure purposes --
And, I hasten to report,
doing fine without me.

Leonard Cohen

En brazos de "El Vampiro", de Delmira Agustini


Un talento precoz, pues ya escribía desde los 10 años, marcó los primeros pasos de esta joven uruguaya. Feminista, atrevida en su temática y su lenguaje, y destacada poetisa del modernismo, vió su vida truncada demasiado pronto a manos de un amor atormentado...


En el regazo de la tarde triste
yo invoqué tu dolor… Sentirlo era
¡sentirte el corazón! Palideciste
hasta la voz, tus párpados de cera

Bajaron…y callaste…Pareciste
oír pasar la muerte…Yo que abriera
tu herida mordí en ella -¿Me sentiste?-
¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
tu corazón herido mortalmente;
por la cruel daga rara y exquisita
de un mal sin nombre,

¡Hasta sangrarlo en llanto!
y las mil bocas de mi sed maldita
tendí a esa fuente abierta en tu quebranto.
¿Por qué fui tu vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
que come llagas y que bebe el llanto?

En el regazo de la tarde triste
yo invoqué tu dolor… Sentirlo era
¡sentirte el corazón! Palideciste
hasta la voz, tus párpados de cera
Bajaron…y callaste…Pareciste
oír pasar la muerte…Yo que abriera
tu herida mordí en ella -¿Me sentiste?-
¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
tu corazón herido mortalmente;
por la cruel daga rara y exquisita
de un mal sin nombre,

¡Hasta sangrarlo en llanto!
y las mil bocas de mi sed maldita
tendí a esa fuente abierta en tu quebranto.
¿Por qué fui tu vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
que come llagas y que bebe el llanto?

Delmira Agustini



A Elena...

De la mano me trajo un amigo este poema, y como Poe tiene asiento reservado junto a estas llamas, aqui lo dejo. Las musas tienen mil nombres, aunque un solo rostro, y esta se llamaba Elena...


Te ví una vez, sólo una vez, hace años:
no debo decir cuantos, pero no muchos.
Era una medianoche de julio...
y de luna llena que, como tu alma,
cerníase también en el firmamento,
y buscaba con afán un sendero a través de él.
Caía un plateado velo de luz, con la quietud,
la pena y el sopor sobre los rostros vueltos
hacia los miles de rosas que crecíanen aquel jardín encantado,
donde el viento sólo deambula sigiloso, de puntillas.
Caía sobre los rostros vueltos hacia el cielo
de estas rosas que exhalaban,a cambio de la tierna luz recibida,
sus ardorosas almas en el morir extático.

Caía sobre los rostros vueltos hacia la noche
de estas rosas que sonreían y morían,hechizadas por tí,
y por la poesía de tu presencia.
Vestida de blanco, sobre un campo de violetas, te vi medio reclinada,
mientras la luna se derramaba sobre los rostros vueltos
hacia el firmamento de las rosas, y sobre tu rostro,
también vuelto hacia el vacío, ¡Ah! por la Tristeza.
¿No fue el Destino el que esta noche de julio,
no fue el Destino, cuyo nombre es también Dolor,
el que me detuvo ante la puerta de aquel jardín
a respirar el aroma de aquellas rosas dormidas?

No se oía pisada alguna;
el odiado mundo entero dormía,
salvo tú y yo (¡Oh, Cielos, cómo arde mi corazón
al reunir estas dos palabras!).
Salvo tú y yo únicamente.Yo me detuve, miré... y en un instante
todo desapareció de mi vista
(Era de hecho, un Jardín encantado).

El resplandor de la luna desapareció,
también las blandas hierbas y las veredas sinuosas,
desaparecieron los árboles lozanos y las flores venturosas;
el mismo perfume de las rosas en el aire expiró.
Todo, todo murió,
salvo tú;
salvo la divina luz en tus ojos,
el alma de tus ojos alzados hacia el cielo.

Ellos fueron lo único que vi;
ellos fueron el mundo entero para mí:
ellos fueron lo único que vi durante horas,
lo único que vi hasta que la luna se puso.
¡Qué extrañas historias parecen yacer
escritas en esas cristalinas, celestiales esferas!
¡Qué sereno mar vacío de orgullo!
¡Qué osadía de ambición!
Más ¡qué profunda, qué insondable capacidad de amor!
Pero al fin, Diana descendió hacia occidente
envuelta en nubes tempestuosas; y tú,
espectro entre los árboles sepulcrales, te desvaneciste.

Sólo tus ojos quedaron. Ellos no quisieron irse
(todavía no se han ido). Alumbraron mi senda solitaria de regreso al hogar.

Ellos no me han abandonado un instante
(como hicieron mis esperanzas) desde entonces.
Me siguen, me conducen a través de los años;
son mis Amos, y yo su esclavo.
Su oficio es iluminar y enardecer;
mi deber, ser salvado por su luz resplandeciente,
y ser purificado en su eléctrico fuego,
santificado en su elisíaco fuego.

Ellos colman mi alma de Belleza
(que es esperanza), y resplandecen en lo alto,
estrellas ante las cuales me arrodillo
en las tristes y silenciosas vigilias de la noche.

Aun en medio de fulgor meridiano del día los veo:
dos planetas claros,
centelleantes como Venus,
cuyo dulce brillo no extingue el sol.





I saw thee once -- once only -- years ago:
I must not say how many -- but not many.
It was a July midnight; and from out
A full-orbed moon, that, like thine own soul, soaring
Sought a precipitate pathway up through heaven,
There fell a silvery-silken veil of light,
With quietude and sultriness and slumber,
Upon the upturned faces of a thousand
Roses that grew in an enchanted garden,
Where no wind dared to stir, unless on tiptoe:
Fell on the upturned faces of these roses
That gave out, in return for the love-light,
Their odorous souls in an ecstatic death:
Fell on the upturned faces of these roses
That smiled and died in this parterre, enchanted
By thee, and by the poetry of thy presence.

Clad all in white, upon a violet bank
I saw thee half reclining; while the moon
Fell on the upturned faces of the roses,
And on thine own, upturned -- alas, in sorrow!

Was it not Fate, that, on this July midnight --
Was it not Fate (whose name is also Sorrow)
That bade me pause before that garden-gate
To breathe the incense of those slumbering roses?
No footstep stirred: the hated world all slept,
Save only thee and me -- O Heaven! O God!
How my heart beats in coupling those two words! --
Save only thee and me. I paused, I looked,
And in an instant all things disappeared.
(Ah, bear in mind this garden was enchanted!)
The pearly lustre of the moon went out:
The mossy banks and the meandering paths,
The happy flowers and the repining trees,
Were seen no more: the very roses' odors
Died in the arms of the adoring airs.
All, all expired save thee -- save less than thou:
Save only the divine light in thine eyes,
Save but the soul in thine uplifted eyes:
I saw but them -- they were the world to me:
I saw but them, saw only them for hours,
Saw only them until the moon went down.
What wild heart-histories seemed to lie enwritten
Upon those crystalline, celestial spheres;
How dark a woe, yet how sublime a hope;
How silently serene a sea of pride;
How daring an ambition; yet how deep,
How fathomless a capacity for love!

But now, at length, dear Dian sank from sight,
Into a western couch of thunder-cloud;
And thou, a ghost, amid the entombing trees
Didst glide away. Only thine eyes remained:
They would not go -- they never yet have gone;
Lighting my lonely pathway home that night,
They have not left me (as my hopes have) since;
They follow me -- they lead me through the years;

They are my ministers -- yet I their slave;
Their office is to illumine and enkindle
My duty, to be saved by their bright light,
And purified in their electric fire,
And sanctified in their elysian fire;
They fill my soul with beauty (which is hope),
And are, far up in heaven, the stars I kneel to
In the sad, silent watches of my night;
While even in the meridian glare of day
I see them still -- two sweetly scintillant
Venuses, unextinguished by the sun.

Epílogo de un verso

















El sueño, la aspiración máxima, tiene alas
Vuela y desciende en picado.
La utopía es siempre la misma.
Apostar la suerte al diablo y la tuya conmigo
Sumar heridas es un deporte admitido
Para un corazón en las trincheras

Sólo existe un cielo para un poeta
Somos extraños, hay que admitirlo
Dejar abandonada el alma en unos labios
Que busquen ser sepulcro de los míos.

Jesús B. Vilches

Cuando en tardes…



Un canalla que se disolvió en la noche; un poeta que jugaba a serlo, y se perdió en su propio laberinto; una voz adulta que embaucó a una joven adolescente, arrojándola entre las líneas de sus poemas... ese fue para mi Javier Egea. Poeta de la calle, de Graná, de arrabal y motel barato, bala perdida y maldita, genio que perdimos demasiado pronto....


Cuando en tardes que sobran las palabras y el día
sólo somos tú y yo, cada cual con su espera
y sin embargo atados en la misma carrera,
en el afán de luz, en la oscura alegría;

cuando nada se entiende sino en tu compañía
que le pone a los pasos un eco de bandera,
cuando ya todo el sueño se curva en tu cadera
y sólo en ella crecen velas, barcos, bahía;

cuando un día se sabe que pueda ser distinto
y se enciende la vida mientras amas y mueres,
cuando nada es distinto pero todo se evoca;

cuando se pide a un cuerpo la luz de un laberinto
y naufragan los días sin saber ni quién eres
y me pides silencio con un dedo en la boca.

Javier Egea

Canción de la Búsqueda

Un día más recupero a un poeta que me llegó por accidente, mas se convirtió en compañero infatigable de camino. Casandra con voz de hombre..






















Todavía te busco mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano
y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
nos entristece menos que lo que llega tarde.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,
seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..."


Jose Angel Buesa

"Balada del Loco Amor", de Jose Angel Buesa




Hay poetas que parecen existir solo para llenar ciertos momentos. Mi relación de odio-amor con Jose Angel Buesa surgió de forma espontánea. Posiblemente, como cualquier historia de amor/odio en esta vida. Cubano de origen, y poeta de nacimiento, ya que empezó a escribir a la precoz edad de siete años, es una constante piedra en mi camino. Me busca cuando no lo quiero, y me quedo con él cuando no me llama. Su obra es extensa, y su tono sencillo: es experto en meter el dedo en la llaga del sentimiento. Quede hoy, como homenaje, la "Balada del Loco Amor", aunque no sea su poema más peligroso...



I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene a prisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde
Y ni siquiera entonces el amor llega tarde.

III

No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.


A la musa, de Aleksandr Blok


Poeta ruso, nacido en 1880 en el seno de una familia aristocrática, y autor de varios poemarios. Precursor del simbolismo, su obra ofrece un impresionismo en ocasiones misterioso. En cuanto a mi relación con él, le debo haberme descubierto a su compatriota, ya homenajeada en este mismo espacio, Ana Ajmatova. Aquí quedan sus palabras, dedicada a esa bendita, o maldita compañera de desvelos, que a veces es la musa...



Музе, Alexander Blok (1880-1921)

Hay en tus melodías escondidas
de nuestro fin la noticia fatal.
Llevas la maldición de Dios, y llevas
la profanación de la felicidad.

Hay en ti una fuerza tan fascinante
que me apresto a acusarte yo también
de perder a los seres candorosos
seduciéndolos con tu esplendidez.

Cuando te burlas de la fe sagrada
de golpe veo encenderse en ti
una corona que ya he visto antes,
sin forma clara, purpurina y gris.

¿Es del Bien o del Mal? Eres misteriosa,
y de mil modos se habla de ti:
Musa y Milagro eres para unos;
Infierno y Dolor eres para mí.

¿Por qué no he perecido en la mañana,
cuando el insomnio se llevó el vigor,
y en cambio al entrever tu rostro frío,
consuelos suplicaba a tu favor?

Desearía que fueses mi enemiga.
Pero, ¿por qué me brindaste el presente
de las flores, el cielo, las estrellas
y la maldición de tus bellas fuentes?

Más pérfidas que las noches del Norte,
más embriagantes que el vino de Aí,
más breves que el amor de las gitanas,
fueron tus viles besos para mí.

En el violar las cosas más sagradas
tuve una maligna satisfacción,
y en tus amores, como la hiel amargos,
locas delicias tuvo el corazón.





In your hidden memories
There are fatal tidings of doom...
A curse on sacred traditions,
A desecration of happiness;

And a power so alluring
That I am ready to repeat the rumour
That you have brought angels down from heaven,
Enticing them with your beauty...

And when you mock at faith,
That pale, greyish-purple halo
Which I once saw before
Suddenly begins to shine above you.

Are you evil or good? You are altogether from another world
They say strange things about you
For some you are the Muse and a miracle.
For me you are torment and hell.

I do not know why in the hour of dawn,
When no strength was left to me,
I did not perish, but caught sight of your face
And begged you to comfort me.

I wanted us to be enemies;
Why then did you make me a present
Of a flowery meadow and of the starry firmament --
The whole curse of your beauty?

Your fearful caresses were more treacherous
Than the northern night,
More intoxicating than the golden champagne of Aï,
Briefer than a gypsy woman's love...

And there was a fatal pleasure
In trampling on cherished and holy things;
And this passion, bitter as wormwood,
Was a frenzied delight for the heart!

La musa, de Ana Ajmatova





Hay dias en que maravillosos hallazgos surgen, así, sin más. Esta tarde, buceando por estos océanos de palabras, tropecé con una autora para mi desconocida. Ver que un escritor a quien admiro le dedicó sus versos, despertó mi curiosidad. Así he conocido a Ana Ajmatova, poeta que no poetisa rusa nacida en 1889 de familia noble y gran cultura. Lectora ávida de Baudelaire, Dante, y Shakespeare en sus lenguas originales, durante años sus poemas fueron prohibidos por el régimen sovietico, y ella perseguida. A estas alturas, ya sabía sobre dicha fémina suficiente para querer leerla, y me encontré con esto...




La musa


Cuando en la noche oscura espero su llegada,
Se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?
Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
Y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
"¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?"
Y ella responde: "Yo soy aquella."



Fragmento...

Me pareció que las llamas de tus ojos

Volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
De tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
Y si ahora era invierno o verano.

Canción de amor, de Rainer María Rilke


¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!



How can I keep my soul in me, so that it doesn't touch your soul? How can I raise
it high enough, past you, to other things?
I would like to shelter it, among remote
lost objects, in some dark and silent place
that doesn't resonate when your depths resound.
Yet everything that touches us, me and you,
takes us together like a violin's bow,
which draws one voice out of two separate strings.
Upon what instrument are we two spanned?
And what musician holds us in his hand?
Oh sweetest song. 


El dulce regalo de Meira Delmar...


Allá...


Si acaso al otro lado de la vida
otra vez, por azar, nos encontramos,
¿se reconocerán nuestras miradas
o seremos tan sólo un par de extraños?
De todos modos te amaré lo mismo.
Juntos. O separados.



Este amor

Como ir casi juntos
pero no juntos,
como
caminar paso a paso
y entre los dos un muro
de cristal,
como el viento
del Sur que si se nombra
¡Viento del Sur! parece
que se va con su nombre,
este amor.

Como el río que une
con sus manos de agua
las orillas que aparta,
como el tiempo también,
como la vida,
que nos huyen viviéndonos,
dejándonos
cada vez menos nuestros
y más suyos,
este amor.

Como decir mañana
y estar pensando nunca,
como saber que vamos
hacia ninguna parte
y sin embargo nada
podría detenernos,
como la mansedumbre
del mar, que es el anverso
de ocultas tempestades,
este amor.

Este
desesperado amor.

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