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En Penumbras... de Magda Robles

En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
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En piel del ángel caído, reseña de Francisco Acuyo Donaire


En piel del ángel caído,
Magda Robles,
Entorno Gráfico Ediciones, 
Colección El torno Gráfico, 
Granada, 2016


ÉTICA Y POÉTICA DEL AMOR


¿Qué será para el poeta el ethos recurrente que pone orden en su vida, sino el ordo amoris[1]? Si el principio creativo (poeisis[2]) rige el ser de su conciencia vital (que es mucho más que literaria, si en verdad es poeta y por lo tanto creador) y conduce consciente e inconscientemente su tránsito existencial hacia la razón de ser -y de subsistencia de vida-, aquel orden que anunciamos presidido por el amor, será la ética que ordena el sentir potente pero desdeñado, rechazado, arrojado, como de ángel caído desde el reino del amor supremo que una vez tuvo de la mano de Dios mismo, y que en virtud de su venida –caída- a la tierra mortal del dolor, ha de convertirse en el deber ser de la entrega incondicional, en la razón de amor, en fin, que dé sentido al fuego creador del poeta. He aquí, muy sintéticamente, el ser y el deber ser que reviste e inviste los versos de En piel de este ángel caído[3], de la poeta granadina Magda Robles León, en este su segundo libro de poemas publicado en Entorno Gráfico Ediciones, en su bella colección El torno gráfico.

                Si la voz de la poeta es semilla [4] que ha de morir[5] –entregarse incondicionalmente- para generar vida, es pues, el amor, ante la caída al mundo de lo mortal, lo que ha de salvar al ángel creador –poético-, en virtud de sus frutos, pues dará fuerza moral al acto creador para ser plenamente compartido. Si te despojas del verbo (sagrado que nombra lo inefable) será posible encarnar el objeto amoroso aun sin la voz e incluso misma de la poeta,[6] se habrá conseguido el amor que dura, desprendido de la carnal y efímera resistencia del deseo, más allá de la muerte, y es que para  Magda Robles el acto de entrega verdadero es la conjunción del acto divino y el humano en el único punto de coincidencia de valores, cual es el amor genuino.

                En piel del ángel caído, sí, es un libro de amor, donde el tópico –siempre prodigioso- ha nutrido la tradición más excelsa de la poesía universal en no pocas páginas memorables y que sigue propiciándose ricamente en la literatura de nuestra modernidad, no obstante, no verán en estas páginas desfilar el fastidioso, sentimental y acaramelado torrente de romanticismo trasnochado que empalaga con su lamentable llanto el amor como fuente de tortura lacrimógena hasta el hartazgo, muy al contrario, el amor como paradójica y sobria potencia de pasión hacia la verdad y la belleza en la que se pierde la poesía al contactar con el objeto amoroso y mediante la que reconoce el impulso generador de cualquier aspiración en el mundo, si es verdaderamente creativa: el amor. Amor que, si es genuino, se diluye en la verdad y la belleza del ejercicio poético, que es además,  la manifestación del puro predominio de la poesía. Así las cosas, el amor y poesía –casi juanramonianos- se vierten en estos versos con la pasión del que intuye que la plenitud del alma radica en la comunión del ser y el deber ser que el amor verdadero implica en las vidas del espíritu, no obstante, sensorial sensible y sensitivo del poeta verdadero, y que Magda Robles nos muestra con un comprometido ejercicio de amor y poesía en estos versos de En piel del ángel caído.

                Muy bien pudiera ser el amor en estos poemas el orden justo y también objetivo que Max Scheler[7] aspiraba en su ideal tan sabia y cristalinamente. Estos versos muestran el reconocimiento de la poeta de la realidad del ser mostrada por el amor, el cual que permite ver en el amado y la luz poética que lo descubre nada menos que  a otro yo mismo. El alma enamorada dícese que canta la perfección de la forma[8] más allá del goce estético pero que vuelve a él en tanto que la pasión acaba por atenuarse.

                Veremos cómo el amor también adquiere en esos versos el sentido pascaliano mediante el que entrega el corazón, en realidad lo hace a las cualidades de la persona amada, si es que siempre el otro será terra incognita a la cual se ama precisamente por esa cualidad de diferencia[9]. Si el amor es De carne y tiempo,[10] lo será a tenor de que la conciencia amorosa y aquel ethos –ética- que anunciaba al principio se ofrecen en una secreta afinidad, manifiesta en esta visión sumaria de excepción que es, En la piel del ángel caído, y donde el Eros es ya moral inextinguible,  y aunque hacer el amor es languidecer ante la realidad del imposible dominio del otro, y es que esa separación es inevitable, no hace sino confirmar la relación amorosa verdadera.

                Si para el poeta hay una clara lógica poética que rige los designios de su arte, para el enamorado es también imprescindible el reconocimiento de su razón de amor que, acaso, no dicta mucho de aquella que alimenta a la del poeta. Pero la realidad es que son muy pocos los que penetran en el significado del amor (y de la poesía), pues bien, aquí encontrarán sendos y hermosos argumentos con los que poder disfrutar e indagar en sus profundos y deleitosos misterios, sobre todo ante la degradación y empobrecimiento de dicha significación que hoy acaba orientándose hacia la materialidad que expone con evidencia la decadencia interior del ser humano de la modernidad.

                Más allá de lo físico y sentimental (lejos de la pandemia regresiva de lo sexual), En piel del ángel caído, de Magda Robles León, se ofrece como una respuesta al prejuicio material evolucionista en sus contenidos poético amorosos, en el que el amor mismo se sitúa lejos tanto de la moral sentimentaloide, como de la herencia material evolucionista que muestra el sórdido mundo de lo sexual como un fin en sí mismo, anclado en la ancestralidad primitivista, sino como la caída y la regresión de un impulso que no pertenece a la esfera biológica[11] tanto como al impulso creador, capaz de colocar el poder del fuego creativo a disposición del alma sensible e inteligente y capaz de trabajarlo, y es que solo la pasión que incide en el amor es el  único que en el ser humano propicia la unidad fulgurante del ser en la belleza que es la poesía.

Francisco Acuyo




[1] El orden que propicia el amor en el más pleno sentido agustiniano y que ocupa lo más alto de la jerarquía de los valores.
[2] Poeisis, como potencia creativa originaria y que deriva del ser en plena conciencia, que diría Platón: causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser.
[3] En penumbras se hizo verbo, Jizo ediciones,  Premio Cervantes de poesía de la ciudad de Armilla, Granada, 2013.
[4] Sea esta voz semilla tuya. // Perpetua. // Esparcida al viento.// Del poema que abre el libro, Declaración de intenciones.
[5] De cierto os digo que si el grano no cae a tierra y muere, queda él solo, pro si muere lleva mucho fruto, Juan 12-24.
[6] Te encarnaré en vida // si te despojas en mí. // Del poema,  Desnudo.
[7] Scheler, M. : Ordo amoris, Caparrós editores, Madrid 1996, p.21.
[8] Finkielkraut, A.: La sabiduría del amor, Gedisa, Barcelona, 1993, p.46.
[9] Véase a Levinas E.:  El tiempo  y el otro. Paidos Ibérica, Barcelona, 1993.
[10] Poema así titulado, p.53
[11] Evola, J.: Metafísica del sexo, José J. de Olañeta, editor, Barcelona, 1997, p. 22.

"En piel del ángel caído", reseña de Carlos Benítez Villodres

ABRAZADO A LA ESPERANZA

En piel del ángel caído
Magda Robles León
El Torno Grafico Ediciones, Granada 2016

Carlos Benítez Villodres
Málaga

Tras haber degustado los poemas de “En piel del ángel caído”, admirable y refulgente libro de la poeta granadina Magda Robles León, grabo en la sangre del mundo y de la humanidad que dicho poemario es una joya poética con una hondura, exquisitez y calidad líricas que conmueven, que asombran. Efectivamente, me impresionaron, tanto en su aspecto formal como en su contenido sustancial, las creaciones poéticas que componen la ya mencionada obra. Esta afectación se transformó en luz, en una convicción profunda, pues sentí en mí el deleite de hallarme ante una poeta genial, que sabe darle emoción artística a la palabra con mágico entusiasmo creativo. En su poesía inmaculada y generosa encontré el santuario de los sentimientos de la autora. De él brota de forma entrañable, definitiva, la grandeza de su poética, como un sol lírico que da vida y caldea a mi esencia y a mi vida, a mis pasos y a mi quehacer cotidiano… Todo ello es fruto de la empatía que surgió automáticamente entre su interioridad y la mía.   
            
Escucho serenamente su voz potente, arraigada a la firmeza y a la sublimidad, que crea manantiales de gozo en medio de los entresijos de mi psique: A aquel hombre le habían apagado su linterna, / le habían roto el beso de su aurora; / pero / aprendió a acariciar a las luciérnagas, / y, en medio de la noche, componía / el más soberbio canto a la esperanza. /

Poesía la suya de ancho aliento, de verso derramado, muy auténtica, muy sincera, brotada del oleaje de la vida y por él bañada. Sus poemas tienen una intensidad expresiva en constante ascensión, una belleza que sorprende, que atrae, un sincronismo sinfónico absolutamente cálido y penetrante y una tensión poética que proporciona al lector los estímulos vitales en sus esencias y matizaciones para seguir caminando.

Ciertamente, la concepción poética de Magda Robles tiene esa clave de génesis y alimento que proporciona la armonía entre el léxico por ella usado y lo sustancial de sus creaciones líricas, entre la sonoridad o musicalidad de la sintaxis y la luz interna o luz poética, entre el campo de la estilística y la magia de lo creado…  “La poesía, refiere el poeta y pintor chino Gao Xingjian, es útil de muchas maneras, pero sobre todo es instrumento para observarnos a nosotros mismos. Porque cuando se concentra la atención internamente surge la poesía y empieza la aventura emocional de la palabra”.

De nuevo su voz exquisita me llega, y acoge en sus entrañas mis sueños y deseos, mis afectos y pensamientos…: Es tu cuerpo el templo / que mi palabra habita / con la certeza de que el silencio / también tiene su propio lenguaje. // Es evidente que Magda Robles posee una entidad lírica propia, un estilo personal sumamente entrañable y definitorio, es decir, una poética con una elegancia expresiva, con unos dones innovadores, sugerentes, con un temple fascinante… Gracias a esta magia personal, Magda seduce al lector que penetra hasta las simas más profundas de sus maravillosos poemas.

La poesía de Magda Robles León dejará su impronta en el lector de hoy y de mañana porque la poeta sabe perfectamente plasmar sus creaciones poéticas en el corazón y en el intelecto humanos con sus descubrimientos nuevos de la belleza, con su sensibilidad cristalina sin límites, con la palabra poética exacta, con la autenticidad de su intimidad vital, arropada por la vitalidad y la nobleza que caracterizan su persona abiertamente honesta y coherente y generosa.  


“En piel del ángel caído” su autora realizó un potente despliegue de sus facultades humanas y poéticas, ensamblando una serie de dispositivos configuradores de las riquezas de su espíritu y de su intelecto con imágenes de dentro y fuera de las fronteras de su yo íntimo, obtenidas durante su constante caminar por la vida. Gracias a esta apertura de su orbe interno y a las manifestaciones o reproducciones del mismo, así como de todo cuanto conforman su entorno más o menos cercano a ella, cualquier lector, amante de la poesía, puede adentrarse en la galaxia lírica que creó la poeta granadina. Así conocerá, saboreará y podrá juzgar cada uno de los tesoros poéticos que donó Magda Robles a la humanidad del presente y del futuro. Sirvan, pues, estas palabras mías como una invitación al lector para sentir, en los adentros de su ser, las sombras y las luces, que habitan “En piel del ángel caído”.      


Reseña de "En piel del ángel caído", por Loida Ruiz Rodríguez

Tener amigos que conspiran "contra" ti es así de maravilloso.... Me guardo aquí este regalo, que tiene su refugio en el blog Frente al silencio, para no perderlo. Gracias...


Loida Ruiz Rodríguez. Reseña de: "En piel del ángel caído" de Magda Robles León. El Torno Gráfico Ediciones, Granada 2016.





 ¿Cómo no estremecerse ante cualquiera de los poemas de Magda Robles?

      Descubrí la obra de esta autora gracias a las redes sociales y blogs donde, generosamente, vierte su poesía. Más tarde me llegó en papel. Todo un placer leerla en este formato... Quienes conocemos algo de su obra sabemos de la facilidad con la que sus versos logran conmover, en el sentido más horaciano de la palabra.

      Con su último libro, En piel del ángel caído, la granadina continúa con una poesía evocadora, íntima y profundamente comunicativa. Una evolución sobre el camino iniciado en su primer poemario, En penumbras se hizo verbo, XVII Premio Nacional de Poesía "Miguel de Cervantes" de la ciudad de Armilla. Una confirmación ampliada y evolutiva a la voz propia de una poeta que, pese a su juventud, imprime en su obra una solidez y hondura emocional propias de una poesía con un amplio bagaje.

      Con el título se nos sitúa ante el mito del ángel caído: Lucifer. Ángel, de luz y de tinieblas, inspiración para poetas. El mito del ángel caído cobra importancia desde la Literatura romántica (de gran importancia para entender el quehacer lírico de la autora) ya que en él se identifica al poeta como tal, esto es, un ser que pese a estar marginado por una sociedad materialista y poco espiritual se muestra como el más capacitado para enfrentarse y dar salida y explicación a través de la palabra, el verbo, a los sentimientos más humanos pero menos racionales. Se pone así, la autora, en piel del ángel caído para hurgar en lo más profundo de su alma y en los recovecos más oscuros de la condición humana: “Me conjuras./ Y soy Sherezade/ hilvanando roces y letras/ en mil noches sin retorno” (SHEREZADE); “Ser caído y ser ángel/ en esta fugacidad de pieles/ y la eternidad de un instante/ en que desaparece el mundo” (ANGELS WITH DIRTY FACES).

      No parte en este último libro de la dicotomía Vida y Muerte, pero consigue llegar a estas y otras cuestiones a través del Amor. Porque EPAC presenta una poesía de fuerte carácter reflexivo y, pese a que se centra en el más intenso de los sentimientos humanos, el primigenio, poematiza también otras cuestiones universales. Amor, vida y muerte se funden finalmente porque “somos y existimos al amar” pero “todas las pasiones terminan en tragedia, todo lo que es limitado termina muriendo, toda poesía tiene algo de trágico”, en palabras de Novalis.

      En los versos de EPAC nos encontramos la interpretación de un amor idealizado, imposible y soñado; del amor perdido, que se recuerda con dolor, de la espera ardiente y llena de deseo; del amor pecaminoso y redentor a la vez... Es el Amor, en su acepción más extensa e intensa, el que se nos dibuja en los versos de este libro. El amor universal que atraviesa épocas, desde el pasado, en el presente y hacia el futuro. Y se viste esta visión vital con ropajes ya conocidos. Nos envuelve su poesía en ecos de un morir de amor provenzal, de un amor barroco y místico que se encuentra en el germen de la poesía romántica pero, sobre todo, con un amor que hunde sus raíces en el Romanticismo inglés y norteamericano más oscuro y en la literatura gótica (no podemos olvidar la formación académica de la autora). Así nos ofrece Magda Robles en cada página su visión del Amor y de la naturaleza misma del hombre. Suenan con fuerza en su poesía palabras de Poe, de Keats, de Shelley, a ellos se dirige. De ellos toma esta concepción del amor romántico y del poeta como figura maldita. Dice Magda Robles en su poema INCARNATIO, “Somos ángeles/caídos sin derrota./Reflejos oscuros y mortales/de un dios que teme/descubrirse en carne” y nos recuerdan sus palabras a las de Keats: "El poeta es un ser sin identidad, lo es todo y no es nada; no tiene carácter; disfruta la luz y la sombra (...) Un poeta es el ser menos poético que haya, porque no tiene identidad: está continuamente sustituyendo y rellenando algún otro cuerpo (...) El poeta carece de todos, es imposible identificarlo, y es, sin duda, el menos poético de todos los seres creados por Dios (...)”.

      A través de la palabra habla la poeta y conjura al sentimiento amoroso, se erige ante a él como sacerdotisa, se ofrece a recuperar la voz de poetas pasados y de poemas futuros y ofrece su semilla: su voz, “He necesitado/tan solo /trece mil latidos/y un instante /para nombrarte.(...)/Sea esta voz semilla tuya./Perpetua”. (DECLARACIÓN DE INTENCIONES)

      Verso a verso, a lo largo del libro, encontramos el fruto de esta ofrenda. Y la poesía es su forma de redimirse ante él, se impregna de Amor para precipitar necesariamente su concepción romántica de la vida en la escritura, porque para ella amor, vida y muerte se conjuran en una tríada indisoluble para nacer en la palabra “Quizá este hurgar no sea más/que otra forma de nacer de nuevo” (QUIZÁ).

      En esta visión del amor hay además una aceptación de la autodestrucción, de la tragedia, porque en él se deposita la esperanza en un renacer, en la armonía del Uno y el Todo y, por supuesto, el amor carnal se hace explícito en unos versos que tienen su lugar frecuentemente en el tálamo de los amantes “Recuerdo un tiempo/de árboles soñados./De inmolado aliento/entre sábanas hambrientas” (AMOR Y TIEMPO); “Ordena y desordena instantes/que aguardan tirados sobre la cama” (NUEVO DÍA). Es la presentación del sexo como milagro de la renovación, de la resurrección a través del contacto de los cuerpos “De renacer en ti/ y a través de ti/que restañas mi herida” (QUIZÁ).

      El Amor en su más pura virtualidad, en su más amplia totalidad. A él se entrega primero, para ofrecérnoslo, después, en este poemario, porque “alguien debió avisar/de que venimos al mundo/con una bomba/oculta en el pecho” que “disfrazada de ternura” nos provoca placer, dolor, nos condena y nos salva a la vez.

      Con una voz que encuentra su hábitat más natural en el anochecer, en el alba, entre arcanos y misterios que vaticinan deseos frente a la realidad que nos circunda; con una poesía repleta de símbolos y metáforas, donde lo onírico y lo real se funden “Me amaneces en las manos./ Eres el instante de luz/que eriza la piel/ y deja sentir cómo florecen/ jazmines en la carne” (LUZBEL)”; de choques y encuentros de figuras antitéticas y contradicciones imposibles, como contrario es el amor “Y la noche solo ilumina/una luz plagada de sombras.” (LINAR) ; con una disposición gráfica del verso que se adapta al contenido del mismo, con libertad, sin ataduras... la poesía de Magda Robles, insisto, nos conmueve y nos estremece.




      Con su último poemario, En piel del ángel caído, ha sabido recoger el tópico literario del amor romántico y gótico y actualizarlo, con una poética original, que lo acercan más a la realidad del lector de hoy. Ya sólo queda tenerlo entre las manos y disfrutarlo, a ser posible acompañado de buena música. Mientras lo releo suenan de fondo voces que me incitan a disfrutar el silencio Enjoy the silence... Y acompaño su lectura con la música de Depeche Mode, creo que le viene que ni “
                       m
                       u
                       s
                       i
                       c
                       a
                       l
                       i
                       z
                       a
                       d
                       o”... 


Loida Ruiz Rodríguez. Reseña de: "En piel del ángel caído" de Magda Robles León. El Torno Gráfico Ediciones, Granada 2016.

Y ellos... 

Hija de Poe, poema de acróbata (Tomas Soler Borja)

Regalos... Los más bellos regalos, vienen envueltos en letras. Gracias mil...

HIJA DE POE  
(de acróbata, Tomas Soler Borja)

"De verso y silencio
reina mora en la Roja
cristiana y señora calles abajo
donde el Darro es sueño
que huye de miradas sin horizonte.


Mujer de una vez
poeta
y musa.

Mujer toda ella
niña azul en su corazón
amiga en el trato.

De plata y penumbras
su luz
desafía al brillo del atardecer nazarí.

De piel nívea como Ligeia
pelo moreno, ojos oscuros
como el siglo romántico
que tanto la llama
y que de su puño prolonga.

Hermana de letras.
Hija de Poe.
Mujer de carne y poema.

La tierra del granado es afortunada.
Y tu amistad
un regalo inesperado
que vino para quedarse."

acróbata
(a Magda Robles, poeta)


Deseé alguna vez que un poeta me amase... Chantal Maillard


Poemas de Chantal Maillard, que no pude evitar traerme al blog...


Deseé alguna vez que un poeta me amase

Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña. 

De "Semillas para un cuerpo" 1988

Intermedio

Entre una imagen tuya
y otra imagen de ti
el mundo queda detenido.
En suspenso. Y mi vida
es ese pájaro pegado al cable
de alta tensión,
después de la descarga.

De "Lógica borrosa" 2002
 


Te supe frágil y desnudo...

Te supe frágil y desnudo,
tan frágil eras, tan desnudo
que se quebró tu sombra al respirar.
Abrí la puerta y las voces del agua
adoptaron la forma de tu cuerpo.
Tan leve parecías, tan al borde
de ti
que la noche aprendió
el modo de dormirse sobre el rio.

De "La otra orilla" 1990 

"En penumbras se hizo verbo", reseña de José María Ariño Colás.

Recupero hoy la reseña que hizo de "En penumbras se hizo verbo" un buen amigo, y que fue publicada inicialmente en su blog.¡Mil gracias José María por tus palabras y tu tiempo!


Reseña de José María Ariño Colás

   Pocos poemarios de los que recientemente han pasado por mis manos contienen la sutileza, la profundidad y la fuerza interior como el primer libro de poemas de la escritora granadina Magda Robles León, presentado el pasado mes de junio y que ha obtenido el XVII Premio Nacional de Poesía "Miguel de Cervantes" de la ciudad de Armilla. Su sugerente título - En penumbras se hizo verbo - sigue la pauta de su excelente blog y retoma un camino surcado de sueños, reflexiones, nostalgia, soledad, amor, desamor,... motivos que se remontan a lo más granado de nuestra tradición poética.

     La excelente introducción del poeta Francisco Acuyo nos abre las puertas a una auténtica metamorfosis, a una inefable transfiguración en la que el Verbo, la palabra recobra su protagonismo desde los primeros versos: Tan solo nací / para ser tu palabra / a través de tu boca, así comienza su primer poema ESPEJISMOS. Porque la palabra va más allá de la escueta realidad y transita por senderos insospechados llenos de vida. Así lo confiesa Magda en una POÉTICA de raíces becquerianas: La palabra / que late cual sangre ardiente, /arrebata y da vida en el mismo intento. A partir de ahí, desfilan los sentimientos de modo sublime, cual notas dormidas en el desván de los sueños. Y brota el SILENCIO - Este ruido está tan lleno de silencio... - y se deshoja lentamente la margarita efímera del tiempo que se pierde sin remedio en los laberintos de la memoria.

      Porque la poesía de Magda elige senderos teñidos de incertidumbre, SENDEROS DE TINTA, caminos soñados por el aire, cual una marioneta o una frágil luciérnaga; travesías marítimas en un intento de renacer cual sirena varada o Penélope enamorada de la vida. Todo ello a contratiempo, bajo la fatal amenaza del TIC-TAC imparable: Caen las horas / y ruedan como cabezas./ La guillotina ha visitado recuerdos... Recuerdos que son versos escritos a dentelladas, que son palabras que gotean con dolor cual una fuente reseca, que son albas sombreadas y ocasos sin retorno.

     Pero la poesía está impregnada de ausencias, de reencuentros, del poso agridulce de la memoria, del goce inefable de un amor imposible. Un amor cual estallido de pasiones, un amor que penetra en la desnudez del alma, un amor que se transforma día a día desde el sueño de un dios creador del verbo. Es LA VOZ DE LA PENUMBRA, poema que cierra la antología con un guiño a la Guiomar de Antonio Machado: Mujer sin voz esculpida en letras. / Musa y amante derramada en páginas. Como en Bécquer, amor y poesía se dan la mano - Poesía eres tú - y caminan por una vereda llena de surcos, cuajada de sentimientos sublimes, ahíta de luz y plenitud.

     Voy a plasmar uno de los poemas que, en mi opinión, reflejan mejor la esencia de la poesía de Magda:

                                            METAMORFOSIS

                                   Mudar la piel...
                                   Sentir cómo se desprende
                                   poco a poco y suavemente,
                                   renegada e insumisa
                                   porque ya no percibe tu tacto.

                                    Desvestir el cuerpo
                                    más allá de toda ropa.
                                    Ser crisálida abandonada
                                    de voluntad y entendimiento,
                                    oculta tras el embozo.

                                    Y dejarse caer.
                                    porque hay días
                                    que como pájaro indefenso
                                    la tristeza anida en los ojos.
                                    (...y se convierte en áspid...)

A nuestra amiga granaína Magda Robles

Poema a cuatro manos. 
(Tomás Soler Borja&Pedro Vera)
 
…y la mujer piedra, la bella mujer
salida del útero de la madre tierra,
detenida en un instante sin tiempo,
miraba serena la inmensidad azul.
Inmensidad que, ola a ola,
venía a rendirse a sus pies de arcilla.

A sus pies,
arcilla tierna y moldeable,
el mar en toda su inmensidad.
Y el silencio,
compañero ausente,
amigo fiel, 
susurro etéreo... 



Hallazgos... Javier Jurado Molina

Acabo de descubrirlo... Javier Jurado Molina, poeta, granadino, verso silenciado que casi se perdió en el tiempo...



Levemente con tacto
lentisimo y gozoso
uno debe perderse bajo su pelo oscuro,
demorarse en la nuca con dedos codiciosos
reprocharle al oido
la insolente belleza que ilumina sus ojos,
y asaltar -si- su boca sin respeto ninguno
ni alternativa cuando
en mitad de esa noche que los besos inventan
(humeda siempre, suave)
una canción confiese:
                     “todo me sabe a ti“










Náufragos

Retorno del amor
como Simbad lo hiciera
del mar. Sobre los labios
palabras de prodigio,
la mirada vencida.
Desolado este puerto
donde nadie me espera.
Desoladas las calles
de una ciudad que nunca
será de nuevo mía.
Y este lecho una tumba
donde hundirse sereno
desde la certidumbre
de existir con el único
objeto de ser náufrago.
 









 “Con el alcohol la memoria parece
una sala extrañísima de espejos
donde el rostro que amé se multiplica
sin fin tras cada sorbo.
Advierto en ese instante
que el olvido ha de ser una entelequia
o quizá, cuando menos, privilegio
de quien jamás te supo
de quien ignora el gozo y la desdicha.
Quiero decir el absoluto gozo
 La desdicha sin limite.

 Nadie se inquiete pues si alguna noche
estalla un vaso en la pared. Supongan
que debo estar borracho. Será más que probable
cuando vea el cristal hacerse añicos
que caen
muy despacio
y en ellos fragmentada y aún hermosa
la boca que perdí ya para siempre.”

                                      (Inmunidad del olvido)
Gracias a "El poeta de la esquina" por compartirlos y ponerlos a mi alcance.

Púberes criaturas, poema de Francisco Acuyo

Porque tenía que guardarlo aquí... gracias Francisco Acuyo. Poema publicado en el blog Ancile, el 12 de mayo de 2.013.

PÚBERES CRIATURAS

Para la recién inaugurada sección de Amistad y Poesía del blog Ancile, hoy traemos un poema cuya razón primera es, precisamente, homenaje a la amistad, pero también a la poesía, elixir de singular e inmortal mantenimiento que, a quien lo apura con la inocencia exigida, lo suspende en la eterna juventud que alimenta su sutil e inmarcesible sustancia; así pues estas Púberes criaturas para mis amigas y poetas Magda, Brenda y Mara, con el abrazo fraternal de su amigo Francisco Acuyo.




Para Magda, Brenda y Mara[1]
Unos versos a  la luz y las sombras de estas púberes criaturas

-Moi, j’ai la lèvre humide, et je sais la science
De perdre au fond d’un lit l’antique consciencie.

Yo, tengo húmedo el labio, y sé la ciencia
De perder en  el fondo de un lecho la antigua conciencia

Les metamorphoses du vampire
La metamorfosis del vampiro
Charles Baudelaire

   SI prímulas o alhelíes,
si jazmines o jacintos,
en el jardín de su origen

oscuro,  un fanal el símbolo
de sus púberes perfiles
proyecta el secreto  idilio

de las luces no invisible,
de las sombras fugitivo.

   Si cariz de tersos marfiles,
no sin insolencia, quiso
de la eternidad el límite

traer para el infinito;
así, traviesas, se fingen
entre rosas cristalinos

pétalos de cuya estirpe
se ofrecen eterna efímeros.

   Delicados colibríes
han por los labios subido
a besar en cada linde

de la boca al libertino
solitario ya partícipe
del límite y el infinito,

aquel que en sombras luz finge
y del silencio el sonido;

   aquel natural artífice
que se consagra lascivo
para la vida invisible

que a vuestro carnal recibo
ofrece inmortal estirpe.
Púberes criaturas, digo,

que prímulas o alhelíes,
que jazmines o jacintos,

   al destino sin origen
de vuestro sagrado círculo
muestran, certeza imposible,

donde  miraron los siglos
tejer la belleza su urdimbre
efímera en sacrificio

de ese nardo que pervive
a vuestros rostros sumiso.

Francisco Acuyo





[1] Las poetas Magda Robles León, Brenda López Sóler y Mara Romero Torres.

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