Perdona si te llamo, amor,
cuando la noche me arroja del sueño
al sentir las horas de ausencia
en que el vacío reclama tu cuerpo.
Perdona si disturbo tu descanso
con un gesto desesperado en la distancia,
con un te quiero abandonado al viento
confiando que se posará en tu oido.
No pretendo alterar el reposo
que quizá te arrebate a mundos añorados
donde crees a tu antojo cada instante de tu tiempo
y te pierdas en desvelos aún más dulces.
Solo quiero apresar tu calma en mi desvelo
sentirme viva una vez más a través de ti
robar mi sueño y enlazarlo al tuyo
captar entre penumbras lo que en la luz se escapa.
El perdón se vuelve algo inédito entre manos y pieles... en un mundo de posibles absurdos, entre dos espejos en el mismo alma... cualquier camino que tenga razón y que pueda romper las cadenas que no vemos, que a veces sentimos, presentimos... en la oscura observación sin lágrimas.
ResponderEliminarMe gusta lo que leo aquí... me quedaré entre tus palabras.
Bienvenido a ellas...
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