el rostro.
La espina.
Fuiste tan solo
la madre adormecida.
El fruto arrebatado.
Sin llevar tu piel
también yo sentí el vacío.
El alma muerta en su milagro
Aquel día abracé el olvido.
Y vestí tu nombre.
En Penumbras... de Magda Robles
En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
Que maravilla de foto, precioso tu poema.
ResponderEliminarAbrazos.
La imagen es impresionante...
EliminarGracias Higorca, ¡un besote!
Sin palabras.
ResponderEliminarTe abrazo, Magda.
A veces no hacen falta. Un beso, acróbata.
EliminarMe encanta cuando encuentro tus entradas! Tus poemas,son profundos ,llegan al alma.
ResponderEliminarDel alma nacen... y agradecen saber que al alma llegan. Misión cumplida.
EliminarMuchas gracias, lunaroja.
Una maravilla de versos.
ResponderEliminarUn besazo poeta.
Aysss, gracias primor! Un besote.
EliminarEncuentro promesas pálidas y la tristeza del desengaño mientras todo lo demás se estremece.
ResponderEliminarUn abrazo.
En ocasiones la vida juega a romper su palabra...
EliminarUn abrazo, Jaime.
Desvestir...vestir...
ResponderEliminarUn abrazo, que no de olvido.
Yo a ti tampoco mi niña. Un beso.
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