Me refugio en el silencio de las piedras.
Tengo entre las manos un puñado
de gotas que chocan entre sí.
Resbalan por mi voz.
Pretenden oxidarme.
Porque hay almas
que abarcan mil cuerpos.
Me deslizo entre las ruinas,
transformada en palabra errante,
vertida en sus mil fragmentos.
Y soy sombra.
Sin nombre.
Ni lecho.
En Penumbras... de Magda Robles
En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
¿Habrá cuerpos sin alma?
ResponderEliminar¿Serán finitas las almas
y lo sabremos cuando los gorriones dejen de cantar?
En todo caso disfrutemos de tu poesía.
Qué bien aprovechados tus 21 gramos.
Besos, Magda.
Diría que si a tu primera pregunta... posiblemente, a la segunda... Sea como sea, nosotros compartimos un alma común tallada en verso, que si habita en mil cuerpos sin nombre... loada sea.
Eliminar¡Besos!
21 gramos de un peso desbordante. Precioso Magda.
ResponderEliminarBesos
Hay pesos difíciles de cuantificar, a veces los gramos se vuelven toneladas... gracias Juliette, un beso.
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