¿Quién no asocia de forma automática
un disparo y el famoso “¡Se siente, coño!” al tricornio y el bigote de Tejero?
Reconozco que mi recuerdo es un tanto pueril, ya que era muy niña cuando se
produjo el asalto al Congreso de los Diputados aquel ya lejano 23 de Febrero de
1981 (23-F como coloquialmente lo llamamos), y conocí más el suceso por unas
sevillanas cargadas de sorna que tarareaba en casa, que a través de cualquier
otro medio. Por eso temía enfrentarme a este acontecimiento novelado de José
García Pérez. Mi poca sapiencia en materia política e historia reciente,
parecía indicar que me sería difícil de digerir esta pequeña obra. Pero qué
equivocada estaba…
“18 horas con Tejero” es la
particular e íntima crónica, “medio en broma, medio en serio, o sea, con humor
angloandaluz”, de quien vivió aquel
suceso en carne propia. El protagonista es el propio autor, José García Pérez, figura política andaluza,
representante en el Congreso de los Diputados, pero lo más importante, persona
que vio como su vida se quedaba en suspenso durante tan largas y difíciles horas.
Ahora es fácil opinar (y obviamente visto desde fuera) sobre lo que pasó, o lo
que pudo haber sido, pero no lo es tanto el ponerse en la piel de los que
vivieron aquel encierro. Sin embargo, la maestría de José a la hora de narrar
hace que durante las breves horas que dedicamos a su lectura, seamos uno más de
aquellos secuestrados, mientras comparte con nosotros hechos y anécdotas de una
manera sencillamente adictiva.
Con una prosa ágil y cargada de
ironía, (en ocasiones hay incluso que dejar escapar la carcajada), somos
testigos no solo de los acontecimientos históricos a través de los ojos de
nuestro protagonista, sino también de sus pensamientos y conclusiones sobre lo
que está experimentando: impresiones políticas y personales sobre personajes y
situaciones pasadas y posteriores al golpe llenarán las páginas, que son ahora
símbolo de los minutos que transcurrieron durante aquellas horas de encierro.
La mente humana es un río sin cauce,
máxime en situaciones de grave tensión, por lo que no es de extrañar que al
bucear en su memoria, el protagonista pase de relatar el hilarante golpe
literal y físico de grandes figuras políticas al tirarse bajo los escaños, a
recordar las enseñanzas paternas sobre la guerra “incivil” española,
enlazándolas con el desasosiego ante una posible amenaza a la familia dejada en
Málaga, y el temor sobre qué estaría pasando más allá de las paredes del
congreso. Leemos la amarga decepción ante la actuación (o no actuación) de
ciertas fuerzas sociales y personajes cercanos, mas también las aventuras
sufridas para poder ir al baño, o su personal reconstrucción de cómo se habría preparado el intento de
golpe de estado. Incluso hay breves capítulos llenos de pinceladas poéticas, desvelando
otra de las facetas del autor, como ocurre con “El final”.
Y ya que del final hablamos, y
puesto que no quiero desvelar en exceso su contenido, tan solo me queda decir
que esta novelita ha sido hoy por hoy una de mis mejores clases de historia. No
solo me ofreció datos, sino ratos (y algunos francamente buenos), o lo que es
lo mismo: experiencias y situaciones que al hacerla más cercana, también la han
convertido en real. Y creo que ese es el mejor toque que a una historia, y a la historia, puede
dar un verdadero maestro.
Pinchando aquí las impresiones del autor, José García Pérez, sobre su libro.
Me interesa este libro. Tomo nota, toma nota. Creo que no es nada sencillo encontrar la narración de aquellos hechos en primera persona de alguien que ya está fuera de ese mundo y por lo tanto sólo se debe lealtad a si mismo y a sus recuerdos.
ResponderEliminarY si además se narra con el arte que lo hace José... tela! Te encantará, seguro.
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