Siempre pensé que un libro decide
cuando quiere ser leído. A esto me veo obligada a añadir que también decide
cómo quiere ser leído. Cuando comencé “El legado del Escorpión”, mi intención
era hacerlo de forma objetiva si se me permite el término, un poco crítica,
aunque no profesional, que me permitiese redactar una reseña que compartir con
amigos y futuros lectores de la novela. Así que preparé lápiz y cuaderno, para
ir anotando mis impresiones según avanzaba en mi lectura. Mi gozo en un pozo,
ya que no tomé ni una sola nota.
¿Por qué? Porque desde la primera
línea me vi atrapada, sumergida en la historia, como si de un personaje más se
tratase, y no fui consciente de ello hasta que me sorprendí soltando una
carcajada (es lo que tienen los capones imprevistos de Don Máximo), y mi propia
risa me devolvió al mundo real.
Juan José Ruiz Ruiz ha dado forma en El
legado del Escorpión a una trepidante novela de aventuras, con el mar de
escenario, y lo hace con gran maestría (aunque él se reconoce autor novel), presentando
a grandes figuras de nuestra historia nacional no solo como héroes, sino
también como seres humanos. La cercanía de los personajes nos permite ser
testigos de valentías y debilidades del brigadier Churruca, del general
Gravina, así como de la voz narrativa de la novela, el capitán Juan Ruiz de
Medinaceli, que a través de luchas reales e internas desembocan en éxitos y
fracasos, algunos de ellos personales, a la par que la acción trascurre.
A caballo entre finales del siglo XVIII y
principios del XIX, la historia comienza in media res, lo que permitirá al
autor jugar de forma ágil con la secuencia temporal para ir componiendo toda la
trama. De la mano del mencionado capitán Juan Ruiz de Medinaceli conoceremos
las peripecias vividas por él mismo, y su intrépido grupo de marines y
compañeros, bajo el mando del brigadier Churruca. Seremos testigos del asesinato
del ex tutor real de Fernando VII, don Garcilaso de Villacastín; asistiremos al
último juicio de la inquisición en Dominica, y conoceremos como se trama un
complot para acabar con la vida del mismísimo Napoleón Bonaparte.
Juanjo es capaz de sumergir completamente al
lector en una novela naval, y a este respecto debo agradecerle que lo haga de
forma tan aparentemente sencilla, pues el lenguaje náutico nunca fue mi fuerte.
De igual forma, desgrana una secuencia de hechos históricos sin agobiar con
fechas o datos superfluos, y salpicando su narrativa con esa ironía tan fresca
que lo caracteriza. Las grandes plumas que lo han influido están muy presentes
en “El legado del Escorpión” (y donde digo presentes, digo presentes, pero no
desvelaré más sobre este particular...), y a las que desde mi modesta opinión,
no tiene nada que envidiarles. Otro detalle que en particular captó mi atención
fue la inclusión de curiosidades históricas tales como la aparición del primer
sumergible, lo que aporta una perspectiva didáctica sumamente interesante a
esta obra. La pasión del autor por el tema que trata queda patente en toda la
novela, y posiblemente sea esa su mejor baza para cautivarnos, ya que es
imposible no dejarse arrastrar por ella en cada página.
Dice el autor en su contraportada que "...nada
me llenaría más de orgullo que haceros soñar, imaginar y viajar con los
valientes del “Espíritu de María” antes de dormir. Cerrar los ojos unos
instantes, respirar hondo y estaréis andando y oliendo el mar por su
cubierta…" Querido Juanjo, puedes darte por satisfecho: en lo que a esta
lectora respecta, lo has conseguido con creces.
Tengo que leer cuatro libros que tengo que devolver antes del 15 de septiembe, uno de ellos tiene 700 páginas, o sea que estaré unos días aún sin volver a facebook, pero cuando lo haga, trataré de conseguir "El legado del Escorpión".
ResponderEliminarCon tu sinopsis me has despertado la curiosidad, ya sabes, esa que mató al gato pero a mí no.
Gracias y besos.
Ana Pastor.
Te fuiste con deberes preparados... pues de esta novela te puedo decir: disfrutarás como una enana. Un puñao de besos.
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