El aire que llega
cargado de incienso
desgarra las calles a
su paso
con el grito
silencioso de un único beso.
Silueta nocturna bañada de sombras,
cadencia felina y gitana al andar.
Cuerpo vestido de sal y arena,
y sobre los párpados, besos de azahar.
y sobre los párpados, besos de azahar.
Danza del fuego tatuada en su pupila,
perfume en la piel de canela en rama.
Trozo de noche su pelo embravecido,
risa cristalina, Alhambra, embrujo moro.
risa cristalina, Alhambra, embrujo moro.
Noche quebrada y mestiza
acompasando el clamor de sus andares.
acompasando el clamor de sus andares.
Conjunción de astros, conjuros y misterios,
requiebro en silencio de amantes en pena.
Dos almas sesgadas aferrando un sueño,
dos cuerpos vencidos persiguiendo el alba…
requiebro en silencio de amantes en pena.
Dos almas sesgadas aferrando un sueño,
dos cuerpos vencidos persiguiendo el alba…
Penumbras elocuentes que enamoran. Así son las que envuelven tu voz y tu sueño.
ResponderEliminarme ha encantado Magda, como conozco Granada y para mi tiene un encanto especial, casi percibo los olores, el color, el sentimiento de esa noche que recreas en este bello poema.
ResponderEliminarUn beso
¿En penumbras así, quien quiere despertar? Bellas palabras Guía, gracias.
ResponderEliminarOjalá en tu próxima visita podamos compartir un té juntas Ana, sería genial. Un beso.
ResponderEliminar