El espejo

Si alargando mi mano pudiese rozar tu boca

dibujaría con mis dedos el contorno de tus labios,

despacito, para que no duela.

Y tal vez, solo tal vez,

si cerrando mis ojos pudiese

verter una lágrima en tu rostro

la dejaría correr, y marcarte así

como tu has marcado mi alma.

E imaginemos por un momento

que así, con mis pupilas a oscuras,

consigo perderme en tu pelo.

Y te enredo, y me pierdo

y percibo tu aroma

y me envuelvo en tu tacto.

Tu boca sabe tan dulce cuando me habla...

Mas desconfio de mis sentidos

porque al rozar tu cara a mi mano tan solo la envuelve el aire;

porque al besar tu pelo es en silencio donde me enredo,

porque al caer mi lágrima es tu recuerdo lo que humedece...

Pero calla... oye mi voz,

contesta al susurro que te arrastra lentamente

¿Ves? No hay peligro.

Ven, sígueme, cruza el espejo.

Cierra los ojos y toma mi mano

¿Desconfías? Yo te guio

Atraviesa este muro de cristal y búscame

porque al otro lado mi vida te ofrezco.

Y una vez alli podré atrapar tu esencia en mi palabra

y esa pequeña herida curar con el solo roce de mi aliento.

Al otro lado tu voz no será tan solo un eco al que seguir desesperada.

Hasta que el espejo se cierre y nos rechace la entrada.

Y en tal caso no quedará mas salida que vivir...