Cae la tarde, y el mundo calla.
Solo el silencio puede hablar ahora.
El murmullo y alboroto de vidas ajenas
quedan fuera una vez que se cierra la puerta.
Ya estás en casa...
Colgado de la percha, junto a la entrada,
al lado de la coraza que te acompaña
en el día a día preñado de ruidos,
queda todo aquello que perturbe
la antaño frágil paz de nuestro hogar.
Ya estás en casa...
Tu sonrisa da la calidez necesaria
a las frías paredes que abandonamos antes
al partir en la mañana por caminos distintos
desandados en la tarde para ir a tu encuentro.
Ya estás en casa...
Mi pecho acoje tu mirada cansada
preparando el refugio a este heroe cotidiano,
tu cabeza reposa por fin en mi regazo
alejando pesares, hastíos y desganas.
Ya estás en casa...
Mi mano se pierde en tu cabello
arrastrando cualquier vestigio de duda oculta
que pueda ensombrecer el descanso,
nacida en la ausencia de horas en que no fuiste mio.
Ya estás en casa...
Mi cuerpo se amolda a tu espacio
las siluetas se desdibujan en una sola.
Quedamos acurrucados, el uno en el otro,
el silencio como música de fondo
Mi niño, ya estás en casa..
Solo el silencio puede hablar ahora.
El murmullo y alboroto de vidas ajenas
quedan fuera una vez que se cierra la puerta.
Ya estás en casa...
Colgado de la percha, junto a la entrada,
al lado de la coraza que te acompaña
en el día a día preñado de ruidos,
queda todo aquello que perturbe
la antaño frágil paz de nuestro hogar.
Ya estás en casa...
Tu sonrisa da la calidez necesaria
a las frías paredes que abandonamos antes
al partir en la mañana por caminos distintos
desandados en la tarde para ir a tu encuentro.
Ya estás en casa...
Mi pecho acoje tu mirada cansada
preparando el refugio a este heroe cotidiano,
tu cabeza reposa por fin en mi regazo
alejando pesares, hastíos y desganas.
Ya estás en casa...
Mi mano se pierde en tu cabello
arrastrando cualquier vestigio de duda oculta
que pueda ensombrecer el descanso,
nacida en la ausencia de horas en que no fuiste mio.
Ya estás en casa...
Mi cuerpo se amolda a tu espacio
las siluetas se desdibujan en una sola.
Quedamos acurrucados, el uno en el otro,
el silencio como música de fondo
Mi niño, ya estás en casa..
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