“Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra”
.
I
De blanco,
- rota-
y radiante
va la novia.
Acequia mansa.
Dulce es la conjura que amenaza
descubrirla
entre sus fauces.
Y quizá un instante basta
para trazar la senda
que la guía hasta otros ojos
enclavados
como un ciervo malherido
que no encuentra
refugio
en la foresta.
“porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.”
Una luna sin jinete cabalga rauda por el silencio.
El fuego es un relámpago
que cruza la noche insomne
y tú..
Mi cuerpo y tú.
Páramo sediento,
agua frágil y anhelada
que palpita entre las manos
y el resquicio de esta boca
que se niega a pronunciarte.
Tu cuerpo y yo,
espuma y canto.
Rugir de la montaña en la tormenta,
ocaso desvelado enardecido,
caudal
ennegrecido
de agua seca.
Sepulcro y llanto.
Un poema, o dos poemas diferenciados,ya que ambos tienen sentido juntos o por separado.
ResponderEliminarAmbos brillan en el dolor,en el anhelo y la desolación.
Es una belleza!
Dos en uno si... sumergirse en Lorca, y en la adaptación de Paula Ortiz, nunca dejan el alma quieta.
EliminarUn beso, lunaroja!