“Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.”
Miguel Hernández
Me dueles. Sabes que me dueles
en este rostro que te robo
cada día con descaro.
También me dueles en el silencio.
En éste, mi silencio vivo,
que como un perro escarba
y busca
tu silencio muerto.
Nos han crecido desde entonces
mil mañanas en las manos.
La noche ha parido mil lunas.
Sabes, también tu árbol ha crecido.
Permanece en la misma sombra.
En la misma huida.
Silueta blanca,
fértil y baldía que te espera
como un osario.
Como un testigo enmudecido
que florece para ti
(en lugar de ti)
cada infame primavera.
Es casi como un poema de duelo al amor, a lo que ya no está. Es precioso tu poema Magda, te admiro mucho!
ResponderEliminarSin el casi... lo definiste muy bien. Gracias siempre por tus palabras, lunaroja. Un abrazo.
EliminarEs duro enfrentarse, compartir, convivir con un silencio que se hace turbio, que se hace bruma, que nos derrota.
ResponderEliminarBeso.
Lo es... hay silencios que muerden como puñales.
EliminarUn beso, Jaime.