Cuando ruge la galerna
vuelven las rosas a ser ceniza.
La luz es una sombra tamizada.
Un juego de siluetas
que salen de la caverna.
Dos pequeñas marionetas
con hilos enmarañados
no consiguen avanzar.
Alguien los sesga
y con anónima inconsciencia
les corta también las alas.
La noche es un instante
vertido en los espejos
que se rompe si parpadeas.
Y más allá
los gritos
vacíos
sin nombre
sin huella.
Amanece la tragedia.
La llaman vida
y porta aún
otra carta sin firmar.
Muy buen poema Magda, tu profundidad deja huella y nos cala,como lluvia fina... Bellísimo.
ResponderEliminarMuchas gracias lunaroja!
EliminarUna maravilla... que deja huella.
ResponderEliminarGracias, Francisco, por dejar huella tú también.
EliminarVida de sombras, y de destellos fantasmales. La luz es aquella desconocida que nos huye al vernos llegar.
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