Nadie vuelve a los jardines olvidados.
Donde el musgo es silencioso
y se apodera lentamente
de las piedras sin memoria.
Donde una soledad antigua
vive prendida en las ramas.
Las viejas palabras
ya no sirven de consuelo.
Ya rindió la rosa sus espinas
y rotas se marchitan
las jaulas en su abandono.
Hay un árbol rojo
y una tumba abierta
a los pies del un ángel.
Al otro lado,
espejismo incierto,
criatura hambrienta,
espejismo incierto,
criatura hambrienta,
Melancolía...
ResponderEliminar¿Quién puede escapar a ella en ocasiones...?
EliminarEncuentro que discursa muy bien, amiga. De mucho gusto.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias José, siempre tan atento... Abrazo!
EliminarEs bellísimo, me recordaste un lugar que visité este verano... igual, lo has descrito como si lo hubiesen visto tus ojos.
ResponderEliminarPero en este caso... yo espero no olvidarlo.
Un beso, mi Magda.
Pues ya me dirás cómo llegar a él... (Igual me llevabas en algún bolsillo ;-)
EliminarUn beso, preciosa.
Qué melancolía emanan tus versos, qué belleza,esa dulzura con que las palabras se deslizan. Precioso,como siempre!
ResponderEliminarCreo que vivo en esa calle... jejeje. Mil gracias, lunaroja.
EliminarEnhorabuena!
ResponderEliminarTan hermosa y abandonada imagen!
Saludos desde Brasil!
Muchas gracias artista sem pena por tus palabaras... Un saludo desde mi Granada.
EliminarEnhorabuena!
ResponderEliminarTan hermosa y abandonada imagen!
Saludos desde Brasil!
Maravilloso como siempre y ese clima de nostalgia y melancolía que siempre me gusta tanto de ti. Un beso inmenso
ResponderEliminarBienvenida!! Qué lujo volver a tenerte/leerte por aquí... Un beso, Ana!
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