No sé por qué, ni cuándo,
dejé de ser de todas ellas
para ser tan solo mía.
La tránsfuga,
la ajena.
La visitante ocasional
en el espejo.
Al otro lado.
La sombra de otra voz
que reverbera en la memoria.
La siempre extraña.
La nunca escrita.
Magda..este poema es uno de los más bonitos que te he leído.. es..tan tuyo.. me encanta!
ResponderEliminarMuchas gracias lunaroja... Si, diría que es muy "yo"...
EliminarYo quiero tener esa lucidez algún día, dejar de ser todas ellas para ser tan solo mía.
ResponderEliminarMe dejas herida de muerte.
Un besazo mi Magda
La tienes... todos la tenemos a veces... Nada de heridas, que qué hago yo sin ti luego!
EliminarUn beso enorme, mi niña.
Visitante ocasional del charco de plata del espejo, ahí, donde tus miradas no escuchan respuestas ; ahí donde tus palabras se escriben en las sombras de la tarde.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los reflejos... siempre sin máscara... ellos saben...
EliminarUn abrazo, Jaime.
excelente poema Magda.
ResponderEliminarUn abrazo
Carlos
Muchas gracias Carlos! Un abrazo.
EliminarEstoy con Luna Roja, es muy tuyo.
ResponderEliminarUn saludo Magda.
Y con ambos comparto mi respuesta... quizá si.
EliminarUn abrazo Oscar.
Letras que brotan como el agua de un manantial, de tu manantial, mientras leía podía ver tu cara y tu sonrisa.
ResponderEliminarAbrazos
Entonces es que sí dejé algo de mi en estas letras...
EliminarUn besote grande Higorca.
En las palabras tomas posesión de ti misma...Muy bueno.
ResponderEliminarEs la palabra omnipotende... aunque su poder sea efímero.
EliminarMuchas gracias Rafael, un abrazo.
Me resulta muy bien el poema, amiga. Estupendo!
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias José, un abrazo!
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