Hoy no hay Maga.
Y aún así llueve.
Y me llueves.
Y me empapas
en esta tarde colmada de letras.
Buceo en mi caja de útiles
buscando recuerdos inútiles,
(pues son esos los importantes).
Era amor,
y no era amor,
aquello que guardamos
en cajones vacíos
y cuartos llenos de humo.
Eran el gris y su desorden
en la ciudad desafinada.
Eran los lunes a medio gas,
y el frío.
Era el llegar siempre tarde,
o quizá demasiado pronto
a la misma encrucijada.
Eran las horas de jaula dorada,
de llaves perdidas
y puerta entreabierta.
Eran las manos,
que eran ojos,
que eran muslos,
que eran sexo,
que eran Maga...
Que eran nada.
Acción,
reacción
y decepción
sustituyendo desayuno almuerzo y cena.
Cicuta en verbo
en la ciudad desangelada.
Me resulta un poema de buen gusto, amiga.
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias, y bienvenido José.
EliminarUn abrazo.
muy buen homenaje a un cronopio
ResponderEliminarabrazos
carlos
Pequeñas palabras para un autor inmenso. Un abrazo Carlos.
Eliminarahh preciosos versos! "el gris y su desorden"...impecable!
ResponderEliminarMil gracias lunaroja, un intento...
EliminarQué importancia tiene la originalidad en poesía, y tú la consigues en la tuya.
ResponderEliminarBesos
Gracias Maestro, un besazo.
EliminarHoy no hay Maga pero hay Magia. Un beso.
ResponderEliminar¿la escondiste tú?
¿A la Maga? No me importaría secuestrarla un ratito y charlar con ella...
EliminarUn beso Azzul, y gracias.