Fue uno.
Solo uno.
Certero.
Mortal.
Sin preaviso,
y disparado
a bocajarro.
Un poema
y su veneno
han dictado mi sentencia:
soy la víctima culpable.
Me condenan
a perpetua...
En Penumbras... de Magda Robles
En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
Hay condenas que son liberación.
ResponderEliminarEn el silencio la noche,
en el poema el sueño.
Y como único abrigo
los ojos que desnudan
de piel adentro.
La perpetuidad
en un único suspiro.
Besos, poeta.
¡Pero qué cosa más bonita! Esto merece estar en lugar destacado y no en los comentarios!
EliminarMe ha gustado tanto... tanto, que no te voy ni a regañar hoy... Ays besos, poeta tú!
Tururú...jajaja. Tú y tus picardias. Salen solas estas letras, tú las provocas. El mérito, si lo hubiera, es tuyo. Muaka.
EliminarJajaja, ya...
EliminarEse filo de las palabras que corta silencios , que rasga hojas en blanco , que condena los poemas que compartimos , solo , con otra voz.
ResponderEliminarUn saludo.
Hay letras que son veneno y antídoto en sí mismas... y qué necesarias se nos hacen...
EliminarGracias Jaime, por tu presencia en las mías.
A veces un poema es así, mortalmente certero...
ResponderEliminarA veces uno lo es... y ese es su milagro. Un besote Oscar.
EliminarLetras decidoras y una entrega absoluta en la expresiòn!
ResponderEliminarMi Abrazo!
Mil gracias Líal, gracias por tus palabras! Un abrazo, y bienvenida...
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