(o del complejo oficio de musa...)
Se desprende la piel
al roce de la palabra.
Se evapora el llanto
al quedar anegado en tinta.
Cruje celosa la piedra eterna,
mujer tallada en la roca herida
que siente que le arrebatan,
gota a gota,
los segundos que la hacen inmortal,
para ser entregados a otra.
A golpe de verso,
se despereza el viento,
que juega a anudar
mil letras en tu talle.
Y la boca muerde
con placer y saña la herida.
Eres noche.
Rendida amante.
Y se muestra
desnudo el Ser
desnudo el Ser
Permíteme hoy quedarme con un solo verso...
ResponderEliminar"Se evapora el llanto
al quedar anegado en tinta."
Es tan real...
Besossss
Se nota que tu pulso también late a ritmo de verso...
EliminarQuédate con lo que quieras primor, pero quédate cerca. ¡Besos!
Se te ve de bella...
ResponderEliminarBesos, Magda.
¡¡¡Qué grande eres!!!
EliminarMil besos.
Magda, quienes me preceden deben de ser amigos cercanos ¡como los envidio! a mi me quedas lejos, en todos los sentidos. Un abrazo
ResponderEliminarSon cercanos, porque los siento muy cerca, así que no tienes mucho que envidiarles... Eso si, he tenido la suerte de dar un gran abrazo a cada uno, de momento tan solo una vez, que espero no sea la última.
EliminarBesos, y gracias por estar mucho más cerca de lo que piensas.
De una herida infinita escribe el poeta, sin reparar en daños, pues la musa es suya y solo suya.
ResponderEliminarSin duda, es fuente inacabable de la que bebe...
EliminarGracias g por tu visita, y más aún por dejar huella.