¿Por qué si pensabas marcharte
no te llevaste tus huellas?
Me arrebataste tus pasos,
pero has dejado
tiradas por el suelo
tiradas por el suelo
cada una de sus pisadas.
Como estela sin barco que la preceda,
que condena a un vagar eterno a quien la persigue...
Y hay noches
en que no puedo
evitar perseguir fantasmas
de luciérnagas por el pasillo,
evitar perseguir fantasmas
de luciérnagas por el pasillo,
al seguro amarre de tu cintura.
Aunque sé
que esos restos de naufragio con que tropiezo
son tan solo el vestigio impalpable y abandonado
de aquella frágil crisálida que nunca llegó a ser mariposa…
Seras Crisalida, pero tu sensibilad y tu duende vuelan libre como alas de mariposa absorviendo el nectar de amor que encierra tu corazon..Precioso poema ..
ResponderEliminarPablo
Todos somos crisálida, tan solo unos pocos completan el proceso...
EliminarGracias Pablo.
A veces la poesía verdadera se hace letra, en ti son muchas.
ResponderEliminarBesos.
La palabra elige su mar...
Eliminar¡Besos!
Suele ocurrir queda un vocabulario de huellas en la piel.
ResponderEliminarQue maravilla de poema Magda, me ha encantado
Un beso grande
Todo, todo nos marca la piel... por suerte algunas huellas se borran con el tiempo. Otras nunca.
EliminarUn besote Ana!
Las palabras nos eligen. Estoy convencido y al leerte me reafirmo en esa convicción.
ResponderEliminarSiempre supe que nosostros somos meros instrumentos en sus manos...
EliminarUn naufragio, un mar , un destino. Todo se lo devora el horizonte para devolverlo a la tierra, al principio de la tierra
ResponderEliminarmi beso.
Ese es el ciclo intermitente e interminable...
EliminarUn beso Elcaligrafista, gracias.
Esos pensamientos se perpetúan como un eco constante, aunque avances impulsado por la brisa, el aroma embriagador permanece impregnándolo todo. No queda por más que virar hacia la noche oscura, siempre en vela, con el alma en vilo. Hasta perder el miedo a lo inesperado. Plenamente consciente, pues de ello depende la conversión. Es el corazón el que te avisa dando saltos en el pecho, de que ha llegado ese momento.
ResponderEliminar¡Qué maravilla de comentario! Gracias Fran...
EliminarPrecioso poema Magda.
ResponderEliminarMe quedo con este precioso final como muestra:
Aunque sé
que esos restos de naufragio con que tropiezo
son tan solo el vestigio impalpable y abandonado
de aquella frágil crisálida
que nunca llegó a ser mariposa…
Un abrazo y me alegro de haberte encontrado.
Gracias Pedro, es todo un lujo contar contigo en este pequeño rincón en penumbras que compartimos un puñado de amigos...
Eliminar¡Bienvenido!