Casa vacía

Abro la puerta y me asaltan el olor a rancio, a vacío y humedad.
Me atropellan los recuerdos
devorados por carcoma,
me golpean las palabras,
el eco perdido de caricias
que erraron el camino
que llegan tarde,
y lo lamentan.

Solo queda sombra en el antaño hogar siempre encendido.
El crepitar de llamas se ha convertido
en un crujir de sueños destrozados.
Un cuarto vacío. Una luz que ya no enciende.
Como tú... falta de vida.
Un extraño que dejó su huella al ocupar tu espacio.

El olor, tu calor, ya se han perdido.
Queda un vaso abandonado sobre la mesa
que testarudo,
se aferra a ti, negando ausencias.
Y mi mente vaga....
y revive ensueños que tal vez no corresponden,
y responde a voces que quizá no hablan,
y persigue sombras que se escapan porque sí.

El cristal de la ventana se resquebraja poco a poco,
el frío invernal de aquí dentro se abre paso hacia la calle
y con él arrastra recuerdos niños
dejando solo hastío y abandono.
Y desnuda el alma...