Un poquito de ficción, de la mano de una novela estupenda...
"Ancestra", de Enrique Ballesteros Fernández
Éride Ediciones 2010
206 páginas
ISBN
Reseña de Magda Robles
¿Alguna vez has tenido un libro entre tus manos que cuando lo soltabas en la mesa intentaba seducirte para seguir leyendo? ¿O tu conciencia te remordía por permitir que el protagonista quedase en la angustia de la incertidumbre? Porque si tú no continuas leyendo, jamás se llegará al fondo del misterio…. Si no te atraen este tipo de libros, mejor que no leas “Ancestra”. Una vez que, junto a Néstor y su grupo de amigos, abandonas la ciudad para pasar una tranquila noche de Navidad en plena naturaleza, en un caserón rustico apartado del mundanal ruido, el mundo de Ancestra se va apoderando de ti como lector hasta arrastrarte a “La Nada”…
Estos son los nombres con que juega el autor para plantear su ficción: “Ancestra” es una comunidad utópica que un grupo de anarquistas intentaron crear en los años previos a la guerra civil; un remanso de ideas, luchas y sueños donde rescatar del pasado y del olvido a todos y cada uno de los antepasados del pueblo. “La Nada” es el nombre de la hacienda donde pasan estos jóvenes la noche, clara referencia a lo que queda en este momento de aquellas fantasías de juventud de un grupo de iluminados. La excusa para conocer ambos escenarios, tropezar de forma casual con un enigma que ata a la recién fallecida tía abuela de Néstor, Estrella, a este caserón medio en ruinas y lleno de fantasmas. No fantasmas de sábanas y cadenas, sino aquellos que nos hacen caer en la locura, nublan la conciencia confundiendo pesadilla y realidad, pasado y presente, aun a riesgo de truncar nuestro futuro.
Este enfrentamiento entre pasado y presente es perfilado por el autor casi desde la primera línea, jugando con dos estilos muy distintos a la hora de narrar: los diálogos son frescos, ágiles, dinámicos, cargados de sentido del humor e ironía (creo que la frase “no me toques los htmls” se ha incorporado ya a mi vocabulario, y el “desvergonzado” cameo del propio autor irrumpiendo en mitad de sus páginas no tuvo precio…); pero es en la narración donde saboreamos una prosa cargada de metáforas, tenebrista, en la más perfecta línea de la clásica literatura gótica, que contribuye de manera excepcional a crear esa atmósfera de angustia y opresión que amenaza al pobre Néstor. Pasado y presente se enfrentan a lo largo de las páginas, y no solo a través del mensaje epistolar de Estrella, en este intento por ser, por existir a través del tiempo, por arrancar al olvido tantos rostros sin nombre, pero que tuvieron una vida que merece ser recordada, en definitiva, por alcanzar de la única forma posible la tan deseada inmortalidad…
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