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En Penumbras... de Magda Robles

En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...

Untitled...

 

Brotan,
salvajes,
las palabras olvidadas.
 
Crisantemos blancos surgen del invierno.
 
Te sé... Soy en ti.
Más allá del instante
y la memoria.



Sin nombre...


 

“Agua negra. Animal de olvido”.

Pizarnik

Esta tierra que habita en mi me arrastra

como a los cisnes de medianoche.


Una vez hubo una niña de mejillas

blancas con voz dormida

que arañaba las paredes.

 Los pájaros aun guardan su lúgubre trino.

 

Esta tierra que me arrastra y habita en mi

es triste como un llanto de amapolas.


Una vez hubo una niña de labios

secos que contaba a los difuntos

 cuentos llenos de ceniza.

 Los ojos de los gatos aún guardan su pálido abismo.

 

Esta sangre que me vive, esta sangre

rota que vive en mí, manantial 

profundo que se vierte en los ojos 

de los ciegos, es un canto de violines. 


Una puerta 

       que vislumbra 

            lo divino.

 

Al otro lado hay luz,

y el diablo baila con mi sombra.


                                                                       Marlena Wels

Untitled

Sin luces ni fuego, en silencio, la ciudad calla”

José García Perez

Se va el instante

y una vez más

escapa la palabra silenciosa.

 

Las manos,

estas manos mías,

siguen aferrando humo.

 

La realidad es un espejo plagado de esquinas.

 

Dibujo infinitos que a nadie importan.

Hay noche fuera,

también hay noche en mí.

 

A lo lejos, las ventanas,

pequeñas mariposas encendidas,

dan paso a otros mortales.

 

¿Pero acaso la claridad no asusta?

 

He abierto mis cristales, una vez más,

solo para comprobar 

que volvió el invierno.

 

Las rosas aún siguen muriendo de frío.


   
                                                     

Sin nombre

 A un amigo, a un Maestro.

“¿De dónde viniste

vértigo de criatura?”

José García Pérez

 

“Espero que nos veamos en Granada”, me escribiste.

Inacabada ausencia tú,

que te has quedado.

 

Sigues siendo un pálpito de luz

un orate que devasta la locura

un soñador que calma la tormenta.

Un latigazo

inextinguible

de poesía.

 

Ya no llegan tus palabras, mensajeras

del olvido. Y sin embargo

te busco yo

en cada nuevo jardín de invierno.

Nunca lo olvides…

(cuando se apague la luz

y se encienda tu sombra)

 

Eres el asombro.

Sé que hablo de un milagro si te pronuncio.

Sílaba inmarcesible que rompe todo el vacío.

 

Eres, en mí, 

cuando me oculto

en tu música profana,

en la verdad escrita de tu boca.

 

Sabes,

vertiste caracolas que arañaron la penumbra.

 

Eres llama y fuego

y luna y fronda

y vida

y tú.

 

Hacedor de ensueños.

Niño eterno con los ojos 

anegados de marisma.







Sin nombre...


Vuelvo a tí, herida abierta. 


Guardo silencios

mordidos 

en la tíbia oscuridad

que ofrece 

un libro abierto.


Tierra de nadie.

Ensoñación y huída.






Sin nombre...

     “En esa voz
viviría para siempre”
 
Brenda López Soler

 

Estás.
Ahora.
Aquí.

 

Has llegado de ninguna parte.
Y de repente un cielo abril
se desmorona.
Mientras,
tu voz me abrasa.
Como un arrullo.
 

Los árboles aún te buscan.
La vida queda, a veces,
detenida entre sus ramas.
Como quedaste tú.
Herida palpitante.
Sin tiempo ni memoria.
 

Vive tu voz
en los pétalos salvajes
de mis manos entreabiertas.
Susurran las glicinias.
Despeinadas.
Y te descubro al fin
escondida entre los labios de agua
de la ciudad sin nombre.

La eterna lujuria del silencio aún te grita.
Mujer azul.
Mujer errante.
Siempre-viva en el poema.




I. M.

A Fermín, que permanece, a pesar de haber partido.


“Pero yo seguiré aquí,
encendiendo lámparas
en la imaginación de los delfines.”

Fermín López Costero


La luz de la vela ya no alumbra al fondo de la estancia.
Ya no guía al desahuciado,  ni es el grito
del niño que juega con su infancia rota.
Los cristales se han cubierto de polvo y desamparo,
y son cárcel de unos versos que aletean meditabundos.
La llama ha detenido su danza, y el silencio
queda amortiguado en el crujir de las paredes.

Marchó su voz.
Voló en el funesto alaje de un ave codiciosa.
Y sin embargo, aún viaja aquí conmigo.
Habita esta memoria compartida de sueños
y abandono.

Su voz,
como un llanto quebrado
que se aleja    
y  que retorna
cuando muerde el desconsuelo.

En su voz, la que es ahora, las palabras
son pequeños cadáveres angustiados 
que retozan en torno a un joven taumaturgo
que legó su sombra a los días venideros.

Hambrientas de la magia y de la alquimia.
Infames carcasas consumidas
compitiendo en esplendor con el baile
decadente de unas hadas enfermizas.

Pero esas son otras palabras.

Pues tus palabras verdaderas tintinean
en el cántico sagrado de las piedras,
en el cisne que surgió de la ceniza
y el terciopelo alambicado del musgo
silencioso que brota en esta lluvia
que te nombra, y que no cesa.




"Thomas Chatterton in His Garret", by John Joseph Barker

Sin nombre


Desposeerte.
Con las manos rotas de impaciencia,
mientras se oculta lenta la tarde.

Recorrer la senda con los ojos
llenos de horizonte.
Salir ilesos
de este mundo
y esta noche.

Verter letras que abran surcos.

Porque la sed no sabe de ceniza.
Porque la chispa ha devenido en llama.



Sin nombre


Si me vieras
cómo hundo las manos en tu tierra.
Y le hablo mientras esparzo
la semilla, para que no muera,  
para que no extrañe tu canto en su agonía.
La tierra sabe que estos pasos
temblorosos que la buscan no son los tuyos,
y aún así me acoge hambrienta
y entregada.

Si me vieras
cómo escarbo en la niñez truncada
y sus rastrojos, para que surjan brotes nuevos,
para que malas hierbas no sofoquen
la vid antigua que todavía duerme.
La tierra sabe que estos ojos
malheridos que la caminan no son los tuyos,
y sin embargo me refugia atenta
y silenciosa.

Si me vieras cómo trazo líneas
indefensas por esta piel de antaño
que enmudeció con tu abandono.
Y cómo riego cada día estos surcos
de tierra que ayer eran de carne, y les pido
que me ofrezcan una nueva primavera.
La tierra sabe que esta voz
enmudecida que la llama tampoco es tuya,
y a pesar de todo me responde fértil
e incendiada.

Y le cuento
que estas manos que la hurgan son el  fruto
de otras manos que fueron tuyas
y se quedaron..
Para aferrarse a las raíces de su árbol.

Y arrancar luz
    de la noche
        y el olvido.




Unnamed

La vida mata, lenta
e inexorablemente.

Sollozan pájaros fríos
en la noche silenciosa.

Crece cada día
esta extrañeza de vivir.



"Descent of Man" by Rebecda Yanovskaya


Sin nombre...


Allá en la tarde,
donde los pájaros buscan consuelo,
hundir las manos,

y sumergirse
en la muerte y en la vida,
aferrando cada instante

Cual vestigios
de un ángel
roto

en su extrañeza al no entender
la fuerza desmedida
de sus ansias de volar.



Tethered - Pat Erickson

Despedida


Bésame antes de marchar

como sólo tú puedes hacerlo.
Con esa fragilidad de pájaros
cuando encuentran anido en el pecho.

Deja un beso abandonado
que abarque todas las horas.
No roces apenas los labios.
No inquietes el silencio.

Haz que el alma aguarde
como hoja estremecida
a merced de la tormenta.
Rompe la calma.

Derrota esta caricia
que rechaza amanecer.

Porque hoy solo me basta un nombre.
(Tu nombre)

Una vida.
(Tu vida)

Y mil poemas por arder.



Gene Tierney & Rex Harrison in The Ghost and Mrs Muir

Sin nombre

He roto mil lunas en tu nombre.

Y sin embargo
a veces vuelve tu recuerdo,
inasible,
como el reflejo del sol
en la superficie de un estanque.

Y vuelves a morir,
esta vez
en la impaciencia de mis manos.




by Настя Калеткина

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