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En Penumbras... de Magda Robles

En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...
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Libre albedrío


¿Y si somos tan solo  el sueño
de un dios menor en su desgana?

Malditas sean
las estrellas negras de Carcosa
que un hombre impío ha iluminado.

Y maldito el nombre del dios ausente,
que aburrido de este juego
nos ha olvidado,

peones rotos y confundidos,
sobre un  tablero desmantelado.




La Novia

“Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra”
.
I

De blanco,
- rota-
y radiante
va la novia.

Acequia mansa.

Dulce es la conjura que amenaza
descubrirla
entre sus fauces.

Y quizá un instante basta
para trazar la senda
que la  guía hasta otros ojos
enclavados
como un ciervo malherido
que no encuentra
refugio
en la foresta.



 II
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.”


                         Una luna sin jinete cabalga rauda por el silencio.

 
El fuego es un relámpago
que cruza la noche insomne
y tú..

Mi cuerpo y tú.
Páramo sediento,
agua frágil y anhelada
que palpita entre las manos
y el resquicio de esta boca
 que se niega a pronunciarte.

Tu cuerpo y yo,
espuma y canto.
Rugir de la montaña en la tormenta,
ocaso desvelado  enardecido,
caudal 
        ennegrecido
                de agua seca.

Sepulcro y llanto.




The puppet master...

“I am entirely alone. I and my shadow fill the universe.” 
Angela Carter


Hace invierno. 

La tarde no sabe de nostalgia.
Sí del tráfico de cuerpos y  vidas
acorraladas en el abrazo indigno
de este tiempo carcelero.

Horas calcinadas, días inasidos
que resbalan por ojos ciegos.
Ruidos que ocultan la brecha
siempre abierta en un mañana
que está siempre por llegar.

Hombres que no saben ya
del frío que muerde sus pisadas.
Cáliz negro. Viudas blancas,
ancianos arropados en azufre y afonía.
Niños con la muerte en la mirada.

Bocas que no buscan,
lluvias que no lloran
altares regocijados en vientres
abiertos al sacrificio.

Y por todas partes sangre.
Sangre transparente
de almas que se desangran,
Sangre que no mancha y así no acusa.

Mas a  pesar del hambre
  y el miedo
    y la ausencia
      y la huida

la sombra de un dios observa
            impasible 

y se goza silenciosa
     en su derrota
       un día más


The poet...

¿Quién se atreve a escribir en los labios de la muerte?
¿O a besar la piel de una rosa fracturada?

El caminante sigue
solitario su camino
mientras violines ciegos
se abren el pecho
y prenden la llama.





Untitled...

"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos"
Cesare Pavese





Vendrá la blanca muerte una noche a buscarte.
Besará tus labios, devolviendo así cada cortejo
que tú brindaste a sus mil efigies.

Pálida dama, grabará tu nombre con el fuego de su abismo
en ese Olimpo que solo a los malditos les es dado a contemplar.
Bailará contigo la danza macabra del nunca olvido.
Del nunca más.

Una vez que hayas sido silenciado, escanciará palabras en tu boca
que encontrarán refugio en esta noche de todos los caídos.
De todos los desheredados.

Si.
Serás maldito eternamente.
Maldito tú, y maldita tu estirpe entera.
Mas bendito por la tinta.
Bendecido por tu alma derramada en cada letra.

Vendrá la blanca muerte a dormir contigo.
A arrullar con su canto el batir de alas.
A silenciar los golpes y el derrumbe.
Unirá en una a todas ellas, dando cuerpo así
a la que nunca antes había sido pronunciada.

Y vendrá desnuda.
Desnuda de todos sus nombres,
buscando el frío en el sudario de tus manos.

Y será tu pecho
sueño eterno, tumba abierta
donde siempre descansar.

Sin nombre...

No escribo formas
pues nunca supe
cómo encajar las piezas.

Escribo pulsos.
Latigazos desgarrados
de ventanas entreabiertas.

Escribo inviernos
y cuervos azules que me arrullan.
Melodías sigilosas
que rasgan la partitura.

Escribo muertes anunciadas
que se inventan
para alejar la despedida.

Escribo pactos.
Y suicidios.
Y silencios.

Escribo hojas,
páginas que arden
siempre de piel adentro.

Escribo horas,
escribo tiempos.

Escribo antros.
(D)Escribo vidas.
Desnudo infiernos.

De naufragios...

"Dreamspace Reloaded", by Denis Olivier 

 

¿Acaso hay noche que venga desnuda
de fantasmas y memoria?
¿O enemigo en las entrañas del silencio
que no se muestre igual de fiero
a plena luz del día?

No siempre pueden hacer puentes las palabras.
Ni siquiera bastan las manos.
mucho menos las bocas
(aunque se busquen)
cuando se entregan.

Hay días en que la vida cierra compuertas
y nos deja abandonados mar adentro.
Volviendo a ser 
pecios insomnes,
huérfanos de orilla.


Es el verbo látigo invisible...



Es el verbo látigo invisible
piedra muda que hiere sin golpe.
Tránsito improvisado
repentino 
a ninguna parte.

Palabra desgajada.
Árbol fértil 
de estéril fruto.
Bofetada del tiempo
y los que hablan en su nombre.

Cínico profeta.
             o
              e
                t
                 a
                  herido.



Escribir...

"Escribir es 
desnudarse de puertas afuera."

Escribir.
sin encontrar destino.
sin apresar la huella.

Escribir.
derramando letras como sangre.
que se torna aliento indefinido.

solo Escribir.
escribirTe.
más allá de todo infierno.

porque no hay herida,
que a pesar de herida,
no pretenda abrir las alas.

 
Pier Toffoletti

Sin nombre...

Oigo una melodía extraña.
Me asalta.
Me resulta inexpugnable.

Y pienso que quizá
tú también me piensas
en este preciso instante.

Allá.
Al otro lado.

En el anverso de otra vida
que está aún por escribir... 



¿Dónde muere la palabra?

¿Dónde muere la palabra?
¿Dónde van a morir las letras?

Esos dardos
disfrazados de certeza
que alzan el vuelo
desde mi abismo.

Quizá exista otra piel...

Otro pecho descarnado
que aferrado a su silencio
les sirva de sepulcro 
cuando ya no tengan alas.

 
Monumento funerario del poeta Manuel Benitez Carrasco.

Días reptil...


Aún quedan por venir
días reptil
arrastrándose
hasta morder mis huellas.
Amaneceres
en que me buscaré entera
y solo encontraré pedazos.

Mudarán de piel
las horas,
y serán áspides
sedientas de inocular
ponzoña
que mate mi aliento
y  reviva tu trazo...

Breves

Cada pecho es un sepulcro
que guarda
al menos
un corazón muerto.



Sin nombre...

Dejaste de ser
el rostro.
La espina.

Fuiste tan solo
la madre adormecida.
El fruto arrebatado.

Sin llevar tu piel
también yo sentí el vacío.
El alma muerta en su milagro

Aquel día abracé el olvido.
Y vestí tu nombre.

Untitled...

No tienes rostro,
ni tienes nombre,
mas eres el infinito
al que lanzo la palabra.

La luz inconsistente
que marca el ritmo
en la oscuridad de mis letras.

El dedo invisible
que oculto tras el papel
hurga inconsciente en la herida.

La mirada extraña
que verso a verso
me recorre las entrañas.

Breves...

Desclavas mis costillas
de esta cruz en blanco y negro.

E intentas volver a atar
en el lugar preciso
los hilos que mueven
y conmueven
a esta inútil marioneta.

Me río.

No entiendes.

(Tu sombra...
 oculta mi cuchilla.)


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